LA NATIVIDAD DE LA MADRE DE DIOS Y SIEMPRE VIRGEN MARIA

El nacimiento de cualquier persona es un evento maravilloso. Este no es un evento más para el historiador; un nuevo ser ha venido al mundo, lleno de un misterio inextricable. En efecto: ¿qué traerá al mundo esta persona recién nacida y qué le dará la vida? Es por eso que los padres y familiares reciben a cada nuevo niño con alegria y esperanza. Por eso el primer llanto de un nuevo ser resuena para siempre en el corazón de sus padres. ¿Cómo vivirá su vida esta persona recién llegada al mundo? ¿Será talentoso y capaz, enriquecerá el tesoro común de dones de la humanidad, o sus días serán grises y mediocres, pasará desapercibido después de probar penas y tristezas en esta tierra, perdido todo recuerdo de él? Cuanto más notable es una persona en la vida, más solemnemente celebra la gente su cumpleaños.

El nacimiento de nuestra Santísima Señora  la Theotokos y  Siempre Virgen María es motivo de alegría y de consuelo. En la persona de la Madre de Dios, Dios entregó como regalo al mundo un Ser ante el cual tantas personas se inclinarían y ofrecerían tantas oraciones, ante quien correrían ríos de lágrimas y esperanzas humanas. La Madre de Dios se expresó plena y vívidamente sobre sí misma con las palabras : Mi alma engrandece al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador (Lc. 1:46-47). Toda su vida está en esto: su alma engrandece al Señor por la sabiduría de la creación, por el amor y la bondad. Y esto a pesar de los dolores y sufrimientos que llenaron su corazón al pie de la Cruz.

Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. En esto radica su constante estado de ser. Ha visto la debilidad y el vicio humanos. Ella también los ve ahora, y como madre, su corazón está herido. Pero a pesar de esto, permanece en las alturas de la contemplación de la santidad celestial, y su espíritu se regocija siempre en Dios su Salvador, que se entregó en sacrificio por la redención de la humanidad. Es esta  la comprensión profunda de nuestro espíritu  la alegría de ser ella la dadora del nacimiento de Dios, en esto se encuentra la fuente de la influencia de la Theotokos en los corazones de los fieles y de aquellos que le rezan. En verdad, tantas personas que en la fe recurren a su maternal ayuda reciben auxilio y consuelo.

Según el ejemplo de la Madre de Dios, el cristiano siempre debe magnificar a Dios y regocijarse en Él. En esta alegría no puede haber lugar para la tristeza, la depresión o la desesperación, o los sentimientos de soledad o soledas. El Señor ama a todos, y su Madre Purísima intercede por todos sin cesar.

Con qué frecuencia en la vida experimentamos sed de pureza, renovación y alegría. ¿Y cuántas veces nuestra indignidad, nuestros pecados oscurecen la luz de la alegría y el brillo divino? En el día del Nacimiento de Nuestra Señora  la Theotokos nos dirigimos a ella y le pedimos a la Purísima e Intachable que nos ayude a ser victoriosos sobre el pecado y toda impureza, para que con un corazón puro podamos glorificar a Dios y regocijarnos en Él. Quien a ella corre con fe y esperanza no se irá vacío y sin ser escuchado, porque a ella le es dada la gracia de orar por nosotros y ayudarnos.

icono del Nacimiento de la Madre de Dios

1. Introductorio. — El tema de este tratado: la humillación y encarnación del Verbo. Presupone la doctrina de la Creación, y ésta, por el Verbo. El Padre ha salvado al mundo por medio de Él, a través de Quién lo hizo.

Mientras que en lo precedente hemos explicado – escogiendo unos cuantos puntos de entre muchos – un relato suficiente acerca del error del pagano con respecto a los ídolos, y a la adoración de estos, y cómo es que originalmente vinieron a ser inventados; cómo, principalmente, a causa de malicia fue que los hombres se idearon para sí mismos la adoración de ídolos: y siendo que por la gracia de Dios hemos notado también algo de la divinidad del Verbo del Padre, y de Su Providencia universal y poder, y que el Buen Padre ordena todas las cosas a través del Él, y todas las cosas están en movimiento por Él, y en Él son impulsadas: ven, Macario (digno de ese nombre), y verdadero amante de Cristo, sigamos la fe de nuestra religión, y expliquemos igualmente lo referente al Verbo volverse Hombre, y de Su Aparición entre nosotros, que los judíos calumnian y los griegos ríen para burlar, pero que nosotros adoramos; de tal forma que, a pesar del aparente bajo estado del Verbo, tu piedad hacia Él sea incrementada y multiplicada. 2. Porque mientras más es ridiculizado entre los incrédulos, aún mayor es el testimonio que Él da de Su propia deidad; tanto en que Él no sólo demuestra como posible lo que los hombres equivocadamente consideran imposible, sino también lo que los hombres ridiculizan como indecoroso, ésto por Su propia bondad lo reviste con gloria, y lo que los hombres, en su presunción de sabiduría, mofan como simplemente humano, Él por Su propio poder demuestra ser divino, sometiendo las pretensiones de los ídolos por medio Su supuesta humillación – por la Cruz – y los que se burlan y no creen invisiblemente para reconocer Su divinidad y poder. 3. Pero para tratar este asunto es necesario repasar lo que ya ha sido mencionado; tanto como para que no falles en conocer la causa de la manifestación corpórea del Verbo del Padre, tan grandiosa, como para que tampoco pienses que es una consecuencia de Su propia naturaleza que el Salvador haya vestido un cuerpo; sino que siendo incorpóreo por naturaleza, y Verbo desde el principio, aún Él, del amoroso cariño y bondad de Su propio Padre, se nos ha mostrado en un cuerpo humano para nuestra salvación. 4. Es pues, propio para nosotros comenzar el tratamiento de este tema hablando de la creación del universo, y de Dios su Artífice, que así pueda percibirse que la renovación de la creación ha sido la obra del mismo Verbo que lo hizo en el principio.

Porque no parecerá inconsistente que el Padre traiga su salvación (de la creación) en Él, por Cuyos (el Verbo) medios Él (el Padre) lo hizo.

2. Opiniones erróneas de la Creación rechazadas. (1) Epicúrea (generación fortuita). Pero la diversidad de cuerpos y partes sugiere un intelecto creativo. (2) Platónicos (materia preexistente). Pero esto somete a Dios a limitaciones humanas, volviéndolo no creador, sino maquinista. (3) Gnósticos (un Demiurgo alienígena [externo]). Rechazados desde las Escrituras.

Acerca de la obra del universo y la creación de todas las cosas muchos han adoptado distintas posturas, y cada hombre ha desarrollado la ley como le place. Pues unos dicen que todas las cosas han llegado a la existencia por sí mismas, a forma de azar; como, por ejemplo, los Epicúreos, quienes nos hablan en su autodesprecio, de que la providencia universal no existe, diciéndolo justo frente al hecho y experiencia obvios. 2. Porque si, como ellos dicen, todo ha tenido su origen de sí mismo, y sin propósito, sería consecuente que todo haya venido al ser simplemente, de tal forma que el total sea igual y no distinto. Pues en virtud de la unidad del cuerpo es consecuente que todo sea sol o luna, y en el caso de los hombres es propio que la totalidad sea mano, u ojo o pie; pero este no es el caso, sino al contrario, que vemos distinción de sol, luna y tierra; y de nuevo, en el caso de los cuerpos humanos, de pie, mano y cabeza. Ahora bien, dicho arreglo separado como este no nos comunica acerca de su origen autónomo, más bien muestra que una causa les precedió; de tal causa es posible concebir a Dios como el Creador y Organizador absoluto.

3. Pero otros, incluyendo a Platón, quien es de alta reputación entre los griegos, argumenta que Dios ha hecho el mundo con base en materia preexistente y sin comienzo. Pues Dios no habría podido hacer nada de no ser que lo material existiese ya; tal como la madera debe estar lista ante la mano del carpintero para que sea capaz de hacer trabajo alguno.

4. Sin embargo, al decir esto no saben que están introduciendo en Dios debilidad. Porque si no es Él la causa de lo material, y sólo hace cosas a partir de material de existencia previa, Él demuestra ser débil, por incapacidad de hacer cualquier cosa que Él haga sin material; como es sin duda una debilidad del carpintero que no sea capaz de hacer nada que se requiera sin su leño. Pues, hipotéticamente, de no haber existido materia Dios no habría hecho nada. ¿Y cómo puede Él ser llamado en este caso Fabricante y Artífice, si Él debe Su habilidad para crear a alguna otra fuente – concretamente, a lo material? Si esto es así, Dios será en su teoría solamente un Maquinista (arquitecto), y no un Creador que hizo de la nada; es decir, Él trabaja a partir de material existente, pero no es Él mismo la cusa del material. Porque no puede ser llamado en ningún sentido Creador, a menos que sea Creador del material del que las cosas creadas han sido por su parte hechas.

5. Pero los sectarios se imaginan para sí mismos un artífice de todas las cosas distinto, otro que el Padre de nuestro Señor Jesucristo, en profunda ceguera igual que las palabras que usan.

6. Pues mientras que el Señor dice a los judíos: “¿no han leído que Aquél quien en el principio ‘los hizo hombre y mujer’, y dijo ‘por esta causa el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y ambos se volverán una carne’?” (Mateo 19:4-5) Y después refiriéndose al Creador, dice, “Entonces, aquello que Dios ha juntado ningún hombre separe” (Mateo 19:6) ¿Cómo es que estos hombres aseguran que la creación es independiente del Padre? O si, en las palabras de Juan, quien dice sin hacer excepción, “Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él nada fue hecho” (Juan 1:3), ¿Cómo puede el artífice ser otro, distinto del Padre de Cristo?

3. La verdadera doctrina. Creación de la nada, de la recompensa pródiga del ser de Dios. El hombre creado por encima de todo, pero incapaz de perseverar por sí mismo. De ahí el excepcional y sobrenatural don de ser en la Imagen de Dios, con la promesa de beatitud en condición de su perseverancia en la gracia.

Así pues, especulan en vano. Pero la piadosa enseñanza y la fe de acuerdo con Cristo demuestra su tonto lenguaje ser impiedad. Porque sabe que no fue espontáneo, porque la Previsión no está ausente; ni de materia existente, porque Dios no es débil; pero aquello de la nada y sin poseer ninguna existencia previa, es lo que Dios hizo existir por medio de SuVerbo, como Él lo dice primeramente a través de Moisés: “En el principio Dios hizo creó los cielos y la tierra” (Génesis 1:1); en segundo lugar, en el más edificante libro del Pastor, “Primeramente creed que Dios es uno, quien creó y acomodó todas las cosas, y causó su existencia de la nada” (Pastor de Hermas, libro II, mandamiento 1). 2. A lo mismo se refiere Pablo cuando dice, “Por fe entendemos que los mundos han sido formados por el Verbo de Dios, de tal forma que lo que es visto no ha sido hecho de cosas que son visibles.” (Hebreos 11:3) 3. Porque Dios es bueno, o mejor dicho es la esencia de la bondad: ni uno que es bueno puede ser roñoso de nada: pues, debiendo la creación a ninguno Él ha hecho todas las cosas de la nada por su propio Verbo, Jesucristo nuestro Señor. Y de entre éstas, compadeciéndose especialmente, por encima de todas las cosas en la tierra, de la raza de los hombres, habiendo percibido su inhabilidad en virtud de la condición de su origen, que es el continuar en un mismo estado, Él les dio un regalo más, y no simplemente creó al hombre como hizo a todas las criaturas irracionales sobre la tierra, sino que lo hizo a Su propia imagen, incluso dándoles una porción del poder de Su propio Verbo; teniendo así, de cierta forma, una clase de reflexión del Verbo, y habiendo sido hechos racionales, tal vez fuesen capaces de habitar perpetuamente en bendición, viviendo la verdadera vida que pertenece a los santos en el paraíso. 4. Pero sabiendo una vez más cómo es que la voluntad del hombre puede inclinarse a cualquier lado, en anticipación Él aseguró la gracia que les fue dada por una ley y por el lugar en el que Él los puso. Porque Él los trajo Su mismo jardín, y les dio una ley: para que, si es que guardaban la gracia y se mantenían buenos, pudieran conservar la vida en el paraíso sin pena ni tristeza ni cuidado mas allá de tener la promesa de incorrupción en el cielo; pero si es que transgredían y daban la espalda, y se volvían malos, ellos supieran que estaban participando de esa corrupción en la muerte que era de ellos por naturaleza: el no vivir más en el paraíso, sino expulsados de él, desde ese momento en adelante morir y habitar en muerte y corrupción. 5. Ahora esto es de lo que las Sagradas Escrituras advierten, diciendo en la Persona de Dios: “de todo árbol en este jardín habrás de comer, pero del árbol del

conocimiento del bien y el mal no habrás de comer, pues en el día que comas, por muerte habrás de morir.” (Génesis 2:16-17) Pero con “muriendo habrás de morir”, ¿a qué otra cosa ha de referirse más que, no es solamente morir, sino también habitar siempre en la corrupción de la muerte?

4. Nuestra creación y la Encarnación de Dios íntimamente conectadas. Pues por el Verbo el hombre fue llamado de la inexistencia al ser, y además recibió la gracia de una vida divina, así de la una culpa que perdió esa vida ellos incurrieron corrupción e incalculable pecado y miseria llenaron al mundo.

Tal vez te estés preguntando, por cuál concebible razón, habiéndose propuesto el hablar de la Encarnación del Verbo, estamos presentando un tratado acerca del origen de la humanidad. Pero esto también es propicio al objetivo de nuestro tratado. 2. Pues hablando de la manifestación del Salvador entre nosotros, nos es menester hablar igualmente del origen del hombre, para que sepas que la razón de Su advenimiento fuimos nosotros, y que nuestra transgresión llamó a la amorosa bondad del Verbo, para que el Verbo tanto se diese prisa en ayudarnos como para que apareciera entre los hombres. 3. Porque por Su Encarnación nosotros fuimos el objeto, y por nuestra salvación Él fue tan amoroso como para aparecer y nacer incluso en un cuerpo humano. 4. Así pues, Dios ha hecho al hombre, y quiso que éste habitara en incorrupción; pero los hombres, habiendo despreciado y rechazado la contemplación de Dios, y habiendo ideado e inventado mal para sí mismos (como fue dicho en el posterior tratado), recibió la condenación de la muerte con la cual habían sido advertidos; y de ahí en adelante no permanecieron como habían sido hechos, sino que se fueron corrompiendo de acuerdo a sus maquinaciones; y la muerte tuvo el mando sobre ellos como rey (ver Romanos 5:14). Pues la transgresión del mandamiento los volvía cada vez más hacia su estado natural, de tal forma que como tuvieron su ser de la nada, así también, como es de esperarse, ellos hayan de buscar la corrupción hasta volverse a la nada con el pasar del tiempo. 5. Porque si, de un previo estado de inexistencia, fueron llamados al ser por la Presencia y cariño del Verbo, consecuentemente es natural que cuando los hombres fueron privados del conocimiento de Dios y se volvieron a lo que no era (porque lo que malo es no es, pero lo que es bueno es), ellos tenían que, pues derivan su ser de Dios quien ES, estar siempre privados incluso de ser; en otras palabras, habían de ser desintegrados y habitar en muerte y corrupción. 6. Porque el hombre es por naturaleza mortal, considerando que es hecho de lo que no es; pero por razón de su semejanza con Él (y si aún preservara esta semejanza manteniéndolo a Él en su conocimiento), habría evitado su corrupción natural y continuado incorrupto; como dice sabiduría: atender a Sus leyes es la certeza de la inmortalidad (Sabiduría de Salomón [Sabiduría] 6:18); pero siendo incorrupto, él habría vivido desde ese momento como Dios, a lo que supongo las divinas Escrituras se refieren, cuando dice: “Yo he dicho ‘son dioses, y son todos ustedes hijos del Altísimo; pero mueren como hombres, y caen como uno de los príncipes.’” (Salmos 81:6 [82:6]).

5. Pues no solo Dios nos ha hecho de la nada; sino que también nos dio libremente, por la gracia del Verbo, una vida en correspondencia con Dios. Pero los hombres, habiendo rechazado las cosas eternas, y por consejo del diablo, se dieron vuelta a la corrupción,

volviéndose la causa de su propia corrupción en muerte, siendo como he dicho antes, por naturaleza corruptibles, pero destinados, por el flujo de gracia al participar del Verbo, haber escapado su estado natural, si es que hubiesen permanecido buenos.

2. Porque a causa del Verbo habitando en ellos, incluso la corrupción natural no se acercó a ellos, como Sabiduría también dice: “Dios hizo al hombre para incorrupción, y como una imagen de Su propia eternidad, pero a través de la envidia del diablo la muerte entró al mundo...” (Sabiduría de Salomón [Sabiduría] 2:23-24). Pero cuando esto sucedió, los hombres empezaron a morir, mientras que la corrupción desde ese momento prevaleció contra ellos, ganando incluso más allá de su poder natural por sobre toda la raza humana, considerando que tenía, debido a la transgresión del mandamiento, la amenaza por parte de la Deidad como otra ventaja en su contra.

3. Porque incluso en sus fechorías los hombres no se detuvieron en ningún límite establecido; más bien avanzado, han rebasado más allá de la medida: teniendo que comenzar con el hecho de ser inventores de malicia y haber llamado para sí mismos muerte y corrupción; tiempo después, habiéndose apartado hacia el error y excediendo toda anarquía, y parándose ante ningún mal sino desarrollando toda clase de nuevo males en sucesión, se han vuelto insaciables en pecar. 4. Porque había adulterio por todos lados y hurtos, y toda la faz de la tierra estaba repleta de asesinatos y saqueos. Y en cuanto a corrupción y error, ninguna atención fue prestada a la ley, en cambio todos los crímenes eran practicados por todas partes, tanto individualmente como en conjunto. Ciudades estaban en guerra contra otras ciudades, y naciones se estaban levantando contra naciones; y toda la tierra estaba arrendada con conmociones civiles y batallas; cada hombre compitiendo con sus compañeros en hechos inicuos. 5. Ni siquiera los crímenes contra la naturaleza estaban lejos de ellos, pues como el Apóstol y testigo de Cristo dice: “Porque sus mujeres cambiaron lo que es natural por aquello que es contra la naturaleza, y de igual manera también los hombres, dejando el uso natural de las mujeres y quemados en su lujuria unos por otros, hombres obraron indecorosamente con otros hombres, y recibieron en ellos mismos la recompensa de su error...” (Romanos 1:26-27).

6. La raza humana se perdía, la imagen de Dios estaba siendo afectada, y Su obra arruinándose. Y sea cualquiera de las dos, Dios debe abandonar Su palabra hablada por la cual el hombre incurrió en la ruina; o aquello que compartió en el ser del Verbo debe hundirse de nuevo en la destrucción, en dado caso el diseño de Dios sería derrotado. ¿Qué pues? ¿Había de sufrir esto la bondad de Dios? ¿Pero de ser esto, por qué había sido hecho el hombre? Pudo haber sido debilidad, no bondad por parte de Dios.

Por esta causa entonces, habiendo ganado la muerte por sobre los hombres, y habitando la corrupción encima de ellos, la raza de los hombres estaba pereciendo; el hombre racional hecho en la imagen de Dios estaba desapareciendo, y la obra de Dios estaba en proceso de disolución. 2. Porque la muerte, como he dicho antes, había ganado desde esa entonces retención legal de nosotros, y era imposible evadir la ley, pues había sido establecida por Dios a causa de la transgresión, y el resultado fue en verdad al momento monstruoso y horrible. 3. Porque era monstruoso, primeramente, que, Dios habiendo hablado, fuera a ser

probado falso – que, cuando había ordenado a ese hombre, si transgredía el mandamiento, debería morir la muerte, después de la transgresión no hubiera muerto el hombre, sino que la palabra de Dios fuese quebrada. Porque Dios no sería verdadero, si, habiendo dicho que moriríamos, el hombre no muriese. 4. Otra vez, era horrible que criaturas una vez sido hechas racionales, y habiendo participado del Verbo, fuesen a la ruina, y volvieran de nuevo a la inexistencia por la vía de la corrupción. 5. Porque no era digno de la bondad de Dios que estas cosas que Él había hecho fuesen desvanecidas, debido al engaño practicado en el hombre por el diablo. 6. Era especialmente horrible hasta el último nivel que la obra de Dios entre los hombres fuese desecha, ya sea a causa de su propio descuido, o por el engaño de espíritus malignos.

7. Así, como las criaturas racionales estaban desvaneciéndose y tales obras en el curso de la ruina, ¿que había de hacer Dios en su bondad? ¿Sufrir que la corrupción prevaleciera sobre ellos y que la muerte los sujetara? ¿Y, para empezar, dónde queda la ganancia de ellos haber sido hechos? Porque fuse mejor no haber sido hechos, que una vez hechos haber sido dejados a la negligencia y la ruina. 8. Porque la negligencia revela debilidad, y no bondad por parte de Dios – sí, es que, él permitiese Su propio trabajo ser arruinado una vez que Él lo hizo – más que si es que nunca los hubiera hecho. 9. Porque si Él no los hubiera hecho, nadie podría imputar debilidad; pero una vez que los Él los haya hecho, y creado de la nada, sería monstruoso que la obra se arruinara, y esto ante los ojos del Creador. 10. Fue, pues, a partir de la cuestión de dejar al hombre al torrente de la corrupción; porque esto sería horrible, e indigno de la bondad de Dios.

7. Por otro lado estaba la consistencia de la naturaleza de Dios, que no había de ser sacrificada por nuestro bien. ¿Habían los hombres, entonces, a ser llamados a arrepentirse? Pero el arrepentimiento no puede evitar la ejecución de una ley; mucho menos puede restaurar una naturaleza caída. Hemos incurrido corrupción y necesitamos ser restaurados a la Gracia de la Imagen de Dios. Ninguno podía renovarla sino Aquél Quien la había creado. Sólo Él podía (1) recrearlo todo, (2) sufrir por todos, (3) representar todos al Padre.

Pero como esta consecuencia debe mantenerse, así, también, por el otro lado las afirmaciones de Dios están en su contra: que Dios haya de mostrarse verdadero a la ley que Él había establecido con respecto a la muerte. Porque sería monstruoso que Dios, el Padre de verdad, se mostrara ser mentiroso para nuestro beneficio y preservación. 2. Así que una vez más, ¿qué posible acción había de tomar Dios? ¿Demandar arrepentimiento por parte de los hombres debido a su transgresión? Por esto uno podría pronunciar digno de Dios; si es que, justo como de la transgresión los hombres se han puesto en rumbo hacia la corrupción, así del arrepentimiento tal vez de nuevo se embarquen al camino de incorrupción. 3. Pero, primeramente, el arrepentimiento fallaría en guardar la justa declaración de Dios. Porque Él no sería más verdadero, si es que los hombres no se mantenían al alcance de la muerte; ni, en segundo lugar, el arrepentimiento llama a los hombres de lo que es su naturaleza – meramente los inhibe de actos de pecado. 4. Ahora, si es que estuviese en cuestión únicamente un delito menor, y no una consecuente corrupción, el arrepentimiento sería suficiente. Pero sí, cuando la transgresión había ya obtenido un comienzo, los hombres se involucraron en esa

corrupción que era su naturaleza, y eran privados de la gracia que tenían, siendo en la imagen de Dios, ¿qué otro paso era necesario? ¿O qué era requerido para tal gracia y tal recuperación, sino el Verbo de Dios, Quien también había hecho todo de la nada desde el principio? 5. Porque Suyos era nuevamente el traer lo corruptible a la incorrupción, y mantener intacta la justa declaración del Padre por encima de todo. Pues siendo Verbo del Padre, y, sobre todo, únicamente Él de aptitud natural, era capaz de recrear todo, y digno de sufrir a favor de todos y ser embajador por todos con el Padre.

8. El Verbo, entonces, visitó la tierra en la que Él había estado ya siempre presente; y vio todos estos males. Él toma un cuerpo de nuestra Naturaleza, y éste de una Virgen sin mancha, en cuyo vientre Él lo hace suyo, donde revelarse a Sí mismo, conquistar la muerte, y restaurar la vida.

Con este propósito, pues, es que el incorpóreo e incorruptible e inmaterial Verbo de Dios viene a nuestro ámbito, aunque Él no estaba lejos de nosotros antes (Hechos 17:27). Porque ni una parte de la creación es dejada vacía de Él: él ha llenado todas las cosas en todo lugar, manteniéndose presente con Su propio Padre. Pero Él viene en condescendencia para mostrar su amor y cariño por nosotros, y para visitarnos. 2. Y viendo la raza de criaturas racionales en camino a perecer, y la muerte reinando sobre ellos por corrupción; viendo, también, que la amenaza contra la transgresión dio un firme sujete a la corrupción que estaba por sobre nosotros, y que era monstruoso que antes de que la ley se cumpliera debiera caer; viendo, una vez más, lo horripilante que había llegado a suceder; que las cosas de las que Él mismo era Artífice estaban desvaneciéndose; viendo, además, la rebosante malicia de los hombres, y como poco a poco la habían incrementado a un intolerable pico contra ellos mismos; y viendo, por último, cómo todos los hombres estaban bajo pena de muerte; Él se conmovió de nuestra raza, y tuvo misericordia en nuestra enfermedad, y condescendió a nuestra corrupción, e incapaz de soportar que la muerte tuviera el dominio – no fuese que la criatura pereciera, y la obra de Su Padre en los hombres fuera en vano – Él toma para Sí mismo un cuerpo, y éste indistinto de los nuestros. 3. Porque no simplemente deseó encarnarse, o deseó meramente aparecer. Porque si es que Él hubiera deseado meramente el aparecer, era capaz de afectar Su apariencia divina por otros y más elevados medios también. Pero Él toma un cuerpo de nuestro tipo, y no simplemente así, sino de una Virgen limpia y sin mancha, conociendo a ningún hombre, un cuerpo limpio y en verdad puro de cópula con hombres. Porque siendo Él mismo poderoso, y Artífice de todo, Él prepara el cuerpo en la Virgen como un templo para Sí mismo, y lo vuelve Suyo como un instrumento, en él manifestado, y habitando en él. 4. Y tomando así de nuestros cuerpos uno de misma naturaleza, porque todos estaban bajo la sentencia de corrupción de la muerte Él lo dio a la muerte en el lugar de todos, y lo ofreció al Padre – haciendo esto, además, de Su amor y cariño, con el fin de, primeramente, que todos los que hayan muerto en Él, la ley concerniente a la ruina de los hombres sea desecha (mientras que su poder fue totalmente ejercido en el Cuerpo del Señor, y no tenía más derecho contra los hombres, sus compañeros), y que, en segundo lugar, si bien los hombres se habían vuelto hacia la corrupción, Él tal vez los vuelva otra vez hacia la incorrupción, y los sacuda de la muerte por la apropiación de Su cuerpo y por la gracia de la Resurrección, desterrando la muerte de ellos como la paja del fuego.

9. El Verbo, dado que solamente la muerte podía detener la plaga, tomó un cuerpo mortal que, unido con Él, había de beneficiar a todos, y al participar de Su inmortalidad detuviera la corrupción de la Raza. Al ser por sobre todas las cosas, Él hizo Su Carne una ofrenda por nuestras almas; al ser uno con todos nosotros, Él nos vistió con inmortalidad. Símil el ilustrar esto.

Porque el Verbo, percibiendo que de ninguna otra forma podría ser desecha la corrupción de los hombres mas que por la muerte como una condición necesaria, y mientras que era imposible que el Verbo sufriera la muerte, siendo inmortal, e Hijo del Padre; Él toma para Sí mismo un cuerpo capaz de morir, que, al participar del Verbo Quien está por sobre todas las cosas, sea digno de morir en lugar de todos, y fuese, en virtud del Verbo Quien había venido a habitar en él, a mantenerse incorruptible, y que desde ese momento la corrupción se aleje de todos por la Gracia de la Resurrección. Cuando, al ofrecer ante la muerte el cuerpo que Él Mismo había tomado, como una ofrenda y sacrificio libre de toda mancha, inmediatamente Él alejó la muerte de todos Sus compañeros por la ofrenda de un equivalente. 2. Porque al ser por encima de todas las cosas, el Verbo de Dios naturalmente al ofrecer Su propio templo e instrumento corporal para la vida de todos satisfizo la deuda por Su muerte. Y así Él, el incorruptible Hijo de Dios, estando vinculado con todos por una misma naturaleza, naturalmente vistió a todos con incorrupción, por la promesa de la resurrección. Porque la verdadera corrupción en la Muerte no tiene más posesión contra los hombres, por razón del Verbo, que por Su único cuerpo ha venido a habitar entre ellos. 3. Y como un gran rey ha entrado en alguna gran ciudad y tomado su habitación en una de las casas ahí, tal ciudad es en todo evento estimada digna de gran honor, ningún enemigo o bandido puede más descender a ella y subyugarla, mas bien, al contrario, es considerada con derecho de todo cuidado, por causa del rey habido tomado residencia en una sola casa allí: así también ha sido con el Monarca de todos. 4. Porque ahora que Él ha venido a nuestro dominio, y tomado su habitación en un cuerpo entre Sus compañeros, desde ahí toda la conspiración del enemigo en contra de la humanidad está neutralizada, y la corrupción de la muerte que anteriormente prevalecía contra ellos es desecha. Porque la raza de los hombres habría ido a la ruina, de no ser porque el Señor y Salvador de todo, el Hijo de Dios, hubiera venido entre nosotros para darle final a la muerte.

10. Por un igual símil, la razonabilidad del trabajo de redención es mostrada. Cómo Cristo enjuagó nuestra ruina y proveyó su antídoto por Su propia enseñanza. Pruebas de las Escrituras de la Encarnación del Verbo, y del Sacrificio que Él obró.

Ahora en verdad esta gran obra era peculiarmente propia de la bondad de Dios. 1. Porque si un rey, habiendo fundado una casa o ciudad, si fuera asediada por bandidos debido al descuido de sus habitantes, de ninguna manera la abandona, sino que la venga y la reclama como su propia obra, sin tener en cuenta el descuido de sus habitantes, mas que lo que le parece a sí mismo; mucho más que esto hizo Dios el Verbo del siempre bondadoso Padre al no abandonar la raza de los hombres, Su obra, a la corrupción: pero, mientras que Él arrancó la muerte que había sobrevenido por el ofrecimiento de Su propio cuerpo, Él corrigió su descuido por Su propia enseñanza, restaurando todo lo que era del hombre por Su propio

poder. 2. Y de esto uno puede asegurarse en las manos de los propios inspirados escritores del Salvador, si uno pasa por sus escritos, donde dicen: Porque el amor de Cristo nos constriñe, porque así juzgamos, que, si uno murió por todos, entonces todos murieron, y él murió por todos para que ya no vivamos más para nosotros mismos, sino para Él Quien por nuestra causa murió y resucitó, nuestro Señor Jesucristo (2 Corintios 5:14 – 15). Y, otra vez: Pero nosotros vemos Aquel, Quien ha sido hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado con gloria y honor por el sufrimiento de la muerte, que por la gracia de Dios Él gustase de la muerte por todo hombre (Hebreos 2:9). 3. Después Él también señala la razón por la que era necesario que ninguno otro que Dios el Verbo Mismo se encarnara; como sigue: porque era propio que Él, para Quien son todas las cosas, y a través de Quien son todas las cosas, llevando muchos hijos a la gloria, el hacer perfecto al Capitán de la salvación de todos por medio del sufrimiento (Hebreos 2:10); por dichas palabras Él quiere decir que no pertenecía a nadie el traer al hombre de vuelta de la corrupción que había empezado, mas que al Verbo de Dios, Quien también los había hecho desde el principio. 4. Y que fue por razón del sacrificio de cuerpos tales como el Suyo que el Verbo Mismo también asumiera un cuerpo, a esto, también, se refieren ellos en estas palabras: por cuantos los hijos participaron de sangre y carne, Él Mismo también de forma similar participó de lo mismo, que por la muerte Él llevara a la nada aquel quien tenía el imperio de la muerte, este es, el diablo, y libre a aquellos, quienes, por miedo de la muerte, estaban toda su vida sujetos a servidumbre (Hebreos 2:14 – 15). 5. Porque por el sacrificio de Su propio cuerpo, Él puso un fin a la ley que estaba contra nosotros, e hizo un nuevo comienzo de vida por nosotros, por la esperanza de resurrección que Él nos ha dado. Pues porque desde el hombre era que la muerte prevaleció contra los hombres, por esta causa a cambio, del Verbo de Dios hecho hombre ha venido la destrucción de la muerte y la resurrección de la vida; como el hombre que llevó a Cristo dice: Pues como por el hombre vino la muerte, por el hombre también vino la resurrección de los muertos. Pues como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos han de vivir (1 Corintios 15:21 – 22); y más. Porque ya no morimos como sujetos a condenación; pero como hombres quienes se levantan de entre los muertos esperamos la resurrección general de todos, que en su propio tiempo Él mostrará, Dios mismo (1 Timoteo 6:15), Quien también la ha traído, y puesto sobre nosotros. 6. Esto entonces es la primera causa de que el Salvador se haya hecho hombre. Pero uno ha de ver de las siguientes razones también, por las que Su bondadoso advenimiento entre nosotros era apropiado.

11. Segunda razón para la Encarnación. Dios, sabiendo que el hombre por naturaleza no era suficiente para conocerlo a Él, le dio, con el fin de que él tenga alguna ganancia en el ser, un conocimiento de Sí mismo. Los hizo en la Imagen del Verbo, para que así ellos conocieran el Verbo, y a través de Él al Padre. Sin embargo, despreciando esto, el hombre cayó en idolatría, dejando al Dios invisible por magia y astrología; todo esto a pesar de la múltiple revelación de Dios acerca de Sí mismo.

Dios, Quien tiene poder sobre todas las cosas, cuando Él estaba haciendo la raza de los hombres a través de Su propio Verbo, viendo la debilidad en su naturaleza, que no era suficiente en sí misma el conocer su Creador, ni de concebir ninguna idea de Dios; porque si bien Él es increado, las criaturas habían sido hechas de la nada, y mientras que Él es

incorpóreo, los hombres habían sido modelados de una forma inferior en un cuerpo, y porque en todo las cosas hechas quedaban lejos de ser capaces de comprender y conocer su Creador – teniendo lástima, digo yo, de la raza de los hombres, tanto que Él es bueno, no los dejó destituidos del conocimiento de Él, no fuese que ellos no aprovecharan en existir. 2. Porque, ¿qué les aprovecha a las criaturas si no conocen su Creador? ¿O cómo habían de ser racionales sin conocer al Verbo (y Razón) del Padre, en Quien recibieron su mismo ser? Porque no habría nada que los distinguiera incluso de las criaturas brutas si no tuvieran conocimiento de nada mas que de cosas terrenales. No, ¿Por qué los hizo Dios, si no deseaba ser conocido por ellos? 3. Dado que, no sea que esto no sea el caso, siendo bueno, Él les da una parte de Su propia Imagen, nuestro Señor Jesucristo, y los hace a Su propia Imagen y Semejanza: para que por tal gracia percibiendo la Imagen, esto es, el Verbo del Padre, tal vez sean capaces a través de Él de darse una idea del Padre, y conociendo su Creador, vivan en la feliz y verdaderamente bendecida vida. 4. Pero los hombres una vez más en su perversidad habiéndose establecido en la nada, a pesar de todo esto, la gracia que se les dio, tan completamente rechazaron a Dios, y tanto oscurecieron sus almas, no sólo como para olvidar su idea de Dios (que les fue dada), sino para diseñarse para sí mismos una invención tras otra. Porque no sólo se labraron ídolos para ellos mismos, en lugar de la verdad, y honraron cosas que no estaban frente al Dios viviente, y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, pero, lo peor de todo, ellos transfirieron el honor de Dios incluso a palos y piedras y a cada objeto material y a los hombres, y fueron aún más lejos que esto, como hemos dicho en el anterior tratado. 5. Tan lejos en verdad llegó su impiedad, que procedieron a adorar demonios, y los proclamaron como dioses, completando sus propias concupiscencias. Porque realizaron, como se ha dicho antes, ofrendas de animales brutos, y sacrificios de hombres, como les acomodara, hundiéndose rápidamente por debajo de sus enloquecedoras inspiraciones. 6. Por esta razón fue también que las artes mágicas fueron enseñadas entre ellos, y oráculos en diversos lugares confundieron los caminos de muchos, y todos los hombres adscribieron las influencias de su nacimiento y existencia a las estrellas y a todos los cuerpos celestiales, teniendo ningún pensamiento con respecto a nada más allá de lo que era visible. 7. Y, en una palabra, todo estaba lleno de irreligión y anarquía/caos, y sólo Dios, y Su Verbo, era desconocido, aunque Él no se escondió de la vista de los hombres, ni dio el conocimiento de Sí mismo de una sola forma; pero, al contrario, se los mostró en varias formas y en varias maneras.

12. Porque, aunque el hombre fue creado en gracia, Dios, previendo su olvido, también proveyó las obras de la creación para recordarle al hombre acerca de Él. Aún más, Él ordenó una Ley y Profetas cuyo ministerio tenía como objetivo a todo el mundo. Sin embargo, los hombres hicieron caso solamente sus propias concupiscencias.

Porque donde la gracia de la Divina Imagen era por sí misma suficiente para hacer conocer a Dios el Verbo, y a través de Él al Padre; aun así, Dios, conociendo la debilidad de los hombres, hizo provisión de su negligencia: para que, si no les importaba el conocer a Dios de sí mismos, sean capacitados para hacerlo a través de las obras de la creación para evadir la ignorancia con respecto al Creador. 2. Pero desde la negligencia de los hombres, poco a poco, se desciende a cosas más bajas, Dios pues hizo provisión, una vez más, incluso para

esta debilidad suya, al enviar la ley, y profetas, hombres como ellos conocían, con tal de que incluso si no estaban listos para mirar hacia el cielo y conocer su Creador, tal vez tuvieran la instrucción de aquellos cercanos. Porque los hombres son capaces de aprender de hombres más directamente acerca de cosas superiores. 3. Así que estaba abierto a ellos, al mirar hacia la altura del cielo, y percibiendo la armonía de la creación, el conocer su Regente, el Verbo del Padre, Quien, por Su propia providencia por sobre todas las cosas hace conocer al Padre a todos, y con este fin mueve todas las cosas, para que a través de Él todos puedan conocer a Dios. 4. O, si esto fuese demasiado para ellos, les era posible conocer al menos a los hombres santos, y a través de ellos aprender de Dios, el Creador de todas las cosas, el Padre de Cristo; y que la adoración de ídolos es blasfema, y llena de toda impiedad. 5. O estaba abierto a ellos, por conocer la ley incluso, el cesar todo caos/anarquía y vivir una vida virtuosa. Porque ni era la ley solamente para los judíos, ni fueron los Profetas enviados solamente a ellos, pero, aunque enviados a los judíos y perseguidos por los judíos, eran para todos, una santa escuela del conocimiento de Dios y de la conducta del alma. 6. Siendo tan grandes la bondad de Dios y amoroso cariño entonces – los hombres, no obstante, sobrellevados por los placeres del momento y por las ilusiones y engaños enviados de los demonios, no alzaron sus cabezas hacia la verdad, más bien se cargaron más a sí mismos con males y pecados, para ya no parecer racional, sino que de sus caminos fuesen contados como vacíos de razón.

13. Otra vez, ¿había Dios de mantenerse en silencio? ¿El permitir a falsos dioses la adoración para la cual Él nos hizo obrar hacia Él? Un rey cuyos súbditos se han sublevado, después de enviar cartas y mensajes, iría personalmente a ellos. Cuánto más habrá Dios de restaurar en nosotros la gracia de Su imagen. Estos hombres, ellos mismos meramente copias, no lo harían. Ergo el Verbo mismo debe venir (1) a recrear, (2) a destruir la muerte en el Cuerpo.

Así pues, habiéndose vueltos los hombres brutalizados, y por consiguiente el engaño demoniaco nublando cada lugar, y escondiendo el conocimiento del verdadero Dios, ¿Qué había de hacer Dios? ¿Mantenerse en silencio ante tal cosa, y sufrir que el hombre fuese desviado por demonio y no conocer a Dios? 2. ¿Y cuál era el propósito de que el hombre fuese hecho originalmente en la imagen de Dios? Porque habría sido mejor para él [el hombre] haber sido hecho simplemente como un animal bruto, que, una vez sido hecho racional, vivir la vida de las bestias. 3. ¿O dónde había necesidad alguna para que recibiera idea de Dios para empezar? Porque si no es apto de recibirla incluso ahora, sería mejor que no se le hubiera dado desde el principio. 4. ¿O qué ganancia tiene Dios Quien los hizo, o qué gloria podría ser a Él, si los hombres, hechos por Él, no lo adoran, sino que piensan que otros son sus creadores? Porque así prueba Dios el haber hecho a éstos para otros en lugar de para Él. 5. Otra vez, un rey simplemente humano no permite que las tierras que ha colonizado pasen a otros para servirles, ni que vayan a otros hombres; pero los advierte con cartas, y a menudo las manda con amigos, o, de ser necesario él viene en persona, para reprenderlos como último recurso por su presencia, sólo para que ellos no sirvan a otros y que su propio trabajo sea malgastado. 6. ¿Con mayor razón no de perdonar Dios Sus propias criaturas, que no sean desviadas de Él y sirvan a cosas efímeras? Especialmente porque tal desviación prueba ser la causa de su ruina y destrucción, y dado que era impropio que perecieran aquellos quienes antaño habían participado de la misma imagen de Dios. 7 ¿Qué pues había de hacer

Dios? ¿O qué tenía que ser hecho mas que la renovación de aquello que estaba en la imagen de Dios, para que así los hombres puedan ser una vez más capaces de conocerlo? ¿Pero cómo podía haber sucedido esto mas que por la presencia del mismo Ícono de Dios, nuestro Señor Jesucristo? Porque por los medios de los hombres era imposible, pues únicamente están hechos a una imagen; tampoco por medios angelicales, porque ni siquiera ellos son imágenes de Dios. Donde que el Verbo de Dios vino en Su propia persona, para que, como Él era el Ícono del Padre, Él sea capaz de recrear al hombre a la imagen. 8. Pero, nuevamente, esto no podía haber tomado lugar de no ser que la muerte y la corrupción fueran deshechos. 9. Cuando tomó Él, en aptitud natural, un cuerpo mortal, que mientras que la Muerte fuese en él [el cuerpo] eliminada una vez por todas, los hombres hechos a Su Imagen puedan una vez más ser renovados. Ningún otro era suficiente para esta necesidad, mas que la Imagen del Padre.

14. Un retrato una vez dañado debe ser restaurado del original. Así el Hijo del Padre vino a buscar, salvar, y regenerar. Ninguna otra forma era posible. Cegado en sí mismo, el hombre no podía ver para sanar. El testimonio de la creación falló en preservarlo, y no podía traerlo de vuelta. El Verbo únicamente podía hacer. ¿Pero cómo? Únicamente al revelarse a Sí mismo como Hombre.

Tal como, cuando la semejanza pintada en el panel ha sido afectada por manchas del exterior, aquel cuya semejanza es necesariamente debe venir una vez más para permitir que el retrato sea renovado sobre la misma madera: por el bien de su imagen, incluso la simple madera sobre la que está pintada no es tirada, sino que el esquema es renovado sobre ella; 2. De la misma forma también el Santísima Hijo del Padre, siendo el Ícono del Padre, vino a nuestra región a renovar al hombre una vez hecho a Su semejanza, y lo encuentra, como uno perdido, por la remisión de pecados; como Él mismo dice en los Evangelios: Vine a encontrar y salvar lo que estaba perdido (Lucas 19:10). Donde Él también dice a los judíos: El que no naciere de nuevo (Juan 3:3), no refiriéndose, como ellos pensaban, al nacimiento de una mujer, sino hablando del alma nacida y creada nuevamente en la semejanza de Dios. 3. Pero dado que rapaz idolatría e impiedad ocupaban el mundo, y el conocimiento de Dios estaba oculto, ¿A quién correspondía el enseñar al mundo acerca del Padre? ¿Al hombre, tal vez alguien diga? Pero no estaba en el poder del hombre el penetrarlo todo bajo el sol; porque ni tenían la fuerza física de correr tan lejos, ni serían capaces de ganar credibilidad en este tema, ni tampoco eran suficientes por sí mismos el aguantar el engaño e imposiciones de espíritus malignos. 4. Porque donde todos fueron golpeados y confundidos en alma por engaño demoniaco, y la vanidad de los ídolos, ¿Cómo era posible para ellos el ganar sobre el alma del hombre y la mente del hombre – dado que ni siquiera pueden verlos? ¿O cómo puede un hombre convertir aquellos que él no ve? 5. Pero tal vez uno pueda decir que la creación era suficiente; pero si la creación fuera suficiente, estos grandes males nunca habrían sucedido. Pues la creación estaba ya ahí, e igualmente, los hombres se arrastraban en el mismo error concerniente a Dios. 6. ¿Quién, pues, era necesario, mas que el Verbo de Dios, que ambas alma y mente, y que moviliza a todas las cosas en la creación, y por ellas hace conocido al Padre? Porque Aquél quien por Su propia Providencia y ordenanza de todas las cosas era quien enseñaba acerca del Padre, Él fue el que podía renovar esta misma enseñanza también. 7. ¿Cómo,

entonces, es que pudo esto ser hecho? Tal vez uno pueda decir, que los mismos medios estaban abiertos como antes, para que Él mostrara la verdad acerca del Padre otra vez por medio de la obra de la creación. Pero este ya no era un medio seguro. De hecho, al contrario; pues los hombres pasaron por alto ver esto antes, y han vuelto sus ojos no más hacia arriba, sino hacia abajo. 8. Cuando, naturalmente, dispuesto a beneficiar a los hombres, Él hace su estancia aquí como hombre, tomando para Sí mismo un cuerpo como los otros, y de las cosas de la tierra, esto es por las obras de Su cuerpo [Él les enseña], para que ellos quienes no lo conocieran de Su providencia y reino sobre todas las cosas, puedan incluso de las obras hechas por Su cuerpo real conocer el Verbo de Dios que está en el cuerpo, y a través de Él al Padre.

15. Así el Verbo condesciende a la admiración del hombre en las cosas corporales, al incluso tomar un cuerpo. Él se encontró a mitad de camino con todas las supersticiones del hombre; fuese que los hombres estuvieran inclinados a adorar la naturaleza, al hombre, demonios, o los muertos, Él se mostró ser Señor de todos estos.

Porque como un amable profesor quien se interesa por Sus discípulos, si algunos de ellos no hallan provecho en temas superiores, baja a su nivel, y les enseña a cualquier ritmo por medio de métodos más simples; así también hizo el Verbo de Dios. Como Pablo también dice: Pues viendo Dios en Su sabiduría, que el mundo en su sabiduría no conoció a Dios, agradó a Dios salvar a aquellos quienes creen por medio de la locura de la palabra predicada (1 Corintios 1:21). 2. Porque viendo que los hombres, habiendo rechazado la contemplación de Dios, y con sus ojos hacia abajo, como hundidos en lo profundo, estaban buscando por Dios en la naturaleza y en el mundo de los sentidos, falseándose dioses para sí mismos de hombres mortales y demonios; con este fin el amoroso y Salvador general de todos, el Verbo de Dios, toma para Sí mismo un cuerpo, y como Hombre camina entre hombres y se encuentra con los sentidos de todos ellos, con el fin, digo yo, de que ellos quienes piensan que Dios es corpóreo puedan percibir la verdad por medio de lo que el Señor efectúa por Su cuerpo, y a través de Él reconocer al Padre. 3. Así, hombres como eran, y humanos en todos sus pensamientos, en cualesquiera objetos que ellos fijaran sus sentidos, ellos se vieron así mismos encontrados, y enseñaron la verdad por todos lados. 4. Porque si vieron con ovación a la Creación, vieron cómo es que ella confesaba a Cristo como Señor; o si su mente era empujada hacia los hombres, como para considerarlos dioses, de las obras del Salvador, suponiendo que las compararon, solamente el Salvador entre los hombres demostró ser Hijo de Dios; porque no fueron hechas tales obras entre el resto ni como han sido hechas por el Verbo de Dios. 5. O si tenían predilección por espíritus malignos, incluso, los vieron ser expulsados por el Verbo de Dios, tenían que saber que solamente Él, el Verbo de Dios, era Dios, y que los espíritus no eran nada. 6. O si su mente ya se había hundido incluso en los muertos, para adorar héroes, y los dioses mencionados en los poemas, aún, viendo la resurrección del Salvador, tenían que confesarlos como falsos dioses, y que solo el Señor es verdadero, el Verbo del Padre, que era Señor incluso de la muerte. 7. Por esta causa Él tanto nació como apareció como Hombre, y murió, y se levantó de nuevo, desafiando y expulsando a la sombra las obras de todos los hombres anteriores por las Suyas, para que en cualquier dirección que estuviese la predilección de los hombres, desde ahí Él los llamara, y les

enseñara de Su propio verdadero Padre, como Él mismo dice: Vine a salvar y encontrar aquello que estaba perdido (Lucas 19:10).

16. Él vino entonces para atraer la atención atada a los sentidos de los hombres hacia Sí mismo como Hombre, y así guiarla hacia conocerlo como Dios.

Porque finalmente cayendo la mente de los hombres en cosas de sentido, el Verbo se disfrazó al aparecer en un cuerpo, para que Él pudiera, como Hombre transferir a los hombres a Sí mismo, y centró sus sentidos en Sí mismo, y, los hombres viéndolo desde ese entonces como Hombre, fueron persuadidos por las obras que Él hizo, de que no es solamente Hombre, sino también Dios, y el Verbo y Sabiduría del verdadero Dios. 2. Esto, también, es a lo que Pablo se refiere cuando dice: ...a fin de que, arraigados y cimentados en amor, sean plenamente capaces de aprehender con todos los santos cuál es la anchura y longitud, y altura y profundidad, y de conocer el amor de Cristo que excede todo conocimiento, para que sean llenos de toda la plenitud de Dios (Efesios 3:17-19). 3. Porque el Verbo al revelarse a Sí mismo en todos lados, tanto arriba como abajo, y en el largo y el ancho – por arriba, en la creación; por abajo, en el Hades; y en lo ancho, en el mundo – todas las cosas han sido llenadas con el conocimiento de Dios. 4. Por esta causa, también, fue que al momento de Su advenimiento no cumplió inmediatamente Su sacrificio en beneficio de todos, al ofrecer Su cuerpo a la muerte y levantándolo de nuevo, pues por estos medios se habría hecho a Sí mismo invisible. Pero se hizo lo suficientemente visible por lo que Él hizo, morando en ello, y haciendo tales obras, y mostrando tales señales, mismas que lo hicieron conocido no más como Hombre, sino como Dios el Verbo. 5. Porque al volverse Hombre, el Salvador había de cumplir ambas obras de amor; primero, al quitar la muerte de nosotros y renovándonos de nuevo; segundo, estando oculto e invisible, al manifestar y hacerse a Sí mismo conocido por Sus obras el ser el Verbo del Padre, y el Señor y Rey del universo.

17. Cómo la Encarnación no limitó la ubicuidad del verbo, ni disminuyó Su Pureza. (Ejemplo del sol).

Porque Él no fue, como tal vez pueda pensarse, circunscrito en el cuerpo, ni, mientras estaba presente en el cuerpo, estaba Él ausente en algún otro lado; tampoco, mientras Él movía el cuerpo, estaba el universo vacío de Su obrar y Providencia; pero, cosa más maravillosa, Verbo como era, lejísimos de ser contenido por lo que sea, Él a su vez contuvo todas las cosas; y justo como presente en la totalidad de la Creación, Él es a la vez distinto en ser del universo, y presente en todas las cosas por Su propio poder – dando orden a todas las cosas, y sobre todo y en todo revelando Su propia providencia, y dando vida a todas y cada una de las cosas, incluyendo el todo sin ser incluido, sino siendo solamente en Su propio Padre completamente y en todo respecto. – 2. Así, incluso mientras estaba presente en un cuerpo humano y Él mismo energizándolo, Él estaba, sin inconsistencia, energizando el universo también, y estaba en cada proceso de la naturaleza, y estaba fuera del todo, y mientras era conocido desde el cuerpo por Sus obras, Él estaba aun así presente desde el obrar del universo también. 3. Ahora, es la función del alma el contemplar aquello que está fuera de su propio cuerpo, por medio de actos del pensamiento, pero no trabajando fuera de su propio cuerpo, o moviéndose por la presencia de cosas remotas al cuerpo. Nunca puede un hombre, al pensar

en cosas a que están a la distancia, por ese hecho moverse o desplazarlos; ni un hombre si fuese a sentarse en su propia casa y razonar acerca de los cuerpos celestiales, podría por ese hecho mover el sol o hacer a los cielos revolverse. Pero él ve que ellos se mueven y tienen su ser, sin ser capaz de influenciarlos. 4. Ahora, el Verbo de Dios en Su naturaleza humana no era así; porque Él no estaba ligado a Su cuerpo, sino mas bien era Él mismo blandiéndolo, de tal forma que Él no estaba solamente en él [Su cuerpo], sino que estaba en todo, y mientras externo al universo, habitaba únicamente en Su Padre. 5. Y esta era la cosa maravillosa que Él estaba al mismo tiempo caminando como hombre, y como el Verbo energizando todas las cosas, y como el Hijo estaba morando con Su Padre. Para que ni siquiera cuando la Virgen quien lo llevó, sufrió cambio alguno, tampoco al ser ofrecido en cuerpo fue (Su gloria) disminuida: en contraste, Él santificó el cuerpo también. 6. Porque ni siquiera al ser en el universo participa Él de su naturaleza [la del universo], pero todas las cosas, al contrario, son energizadas y sustanciadas por Él. 7. Porque si el sol también, que fue hecho por Él, y que nosotros vemos, mientras gira en el cielo, no es manchado por tocar los cuerpos sobre la tierra, ni es extinguido por la oscuridad, en su lugar él mismo el que ilumina y los limpia también, así mucho menos fue el todo santo Verbo de Dios, Creador y Señor también del sol, manchado por ser hecho conocido en el cuerpo; a la inversa, siendo incorruptible, Él energizó y limpió el cuerpo también, que era en sí mismo mortal: quien, como dice, no cometió pecado, ni fue hallada en Su boca engaño (1 Pedro 2:22).

18. Cómo el Verbi y el Poder de Dios obra en Sus acciones humanas: al expulsar demonios, por Milagros, por Su Nacimiento de una Virgen.

Consecuentemente, cuando escritores inspirados hablan acerca de este asunto de Él comiendo y naciendo, entienden que el cuerpo, como cuerpo, nació, y fue sustentado con comida correspondiente a su naturaleza, mientras Dios, el Verbo mismo, Quien estaba unido con el cuerpo, mientras ordenaba todas las cosas, también por las obras que Él hizo en el cuerpo demostró no ser hombre, sino Dios el Verbo. Pero estas cosas son dichas de Él, porque el cuerpo real que comió nació, y sufrió, pertenecía a ningún otro que el Señor: y porque, habiéndose vuelto hombre, era propio que estas cosas fueran predicadas de Él como hombre, para mostrar que Él tiene un cuerpo en verdad y no en apariencia. 2. Pero justo como de estas cosas Él fue conocido corporalmente presente, así también por las obras que Él hizo en el cuerpo se hizo a Sí mismo conocido como ser el Hijo de Dios. Cuando también Él protestó a los judíos incrédulos; Si Yo no hago las obras de Mi Padre, no me crean. Pero si Yo las hago, aunque no me crean a Mí, crean en Mis obras; para que conozcan y entiendan que el Padre está en Mí, y Yo en el Padre (Juan 10:37 – 38). 3. Porque justo como, aunque sea invisible, Él es conocido a través de las obras de la creación; así, habiéndose vuelto hombre, y estando en el cuerpo invisible, pueda conocerse por Sus obras que Él Quien puede hacer éstas no es hombre, sino el Poder y el Verbo de Dios. 4. Por su mando sobre los espíritus malignos, y el ser ellos expulsados, esta obra no es de hombre, sino de Dios. ¿O quién que lo haya visto sanando las enfermedades a las que la raza humana está sujeta, puede aún pensarlo hombre y no Dios? Porque Él limpió leprosos, hizo que hombres paralíticos caminaran, abrió el oír de hombres sordos, hizo que hombres ciegos vieran de nuevo, y en una palabra desechó todas las dolencias y enfermedades de hombres: de dichos actos era posible para el más ordinario

observador el ver Su Deidad. ¿Pues quién que lo haya visto devolver aquello que faltaba a hombres desde su nacimiento, y abrir los ojos del hombre nacido ciego, habría fallado en percibir que la naturaleza de los hombres está sujeta a Él, y que Él era su Artífice y Creador? Porque Aquel que devolvió lo que del hombre carecía desde nacimiento, debe ser, evidentemente, el Señor también del natural nacer de los hombres. 5. Por lo tanto, incluso para empezar, cuando Él estaba descendiendo hacia nosotros, Él moldeó Su cuerpo para Sí mismo de una Virgen, para así entregar a todos prueba no despreciable de Su Deidad, en que Él Quién formó esto también es Creador de todo lo demás de igual manera. ¿Pues quién, viendo un cuerpo proceder de una Virgen solamente sin hombre, puede fallar en inferir que Aquél Quien aparece en él [el cuerpo] es Creador y Señor de otros cuerpos también? 6. ¿O quién, viendo la sustancia del agua cambiada y transformada en vino, falla en percibir que Aquél Quien hizo esto es Señor y Creador de la sustancia de todas las aguas? Porque para este fin Él fue sobre el mar también como su Amo, y caminó como en suelo firme, para dar evidencia a aquellos quienes lo vieron, de Su señorío sobre todas las cosas. Y en alimentar a tan vasta multitud de tan poco, y de Su propia flexible abundancia donde nada había, para que de cinco panes cinco mil tuvieron suficiente, y dejaron tantísimo de sobra, ¿Demostró ser algún otro que el mismo Señor Cuya Providencia está por sobre todas las cosas?

19. El hombre, inmóvil por naturaleza, había de ser enseñado a conocer a Dios a través de esa sagrada Hombría, Cuya deidad confiesa toda la naturaleza, especialmente en Su Muerte.

Pero todo esto pareció bueno al Salvador hacer; que desde que los hombres habían fallado en conocer Su Providencia, revelada en el Universo, y habían fallado en percibir Su Deidad mostrada en la creación, que ellos en cualquier medida a partir de las obras de Su cuerpo recuperasen la vista, y a través de Él reciban una idea del conocimiento del Padre, infiriendo, como he dicho antes, de casos particulares Su Providencia sobre el todo. 2. ¿Pues quién que haya visto Su poder sobre los espíritus malignos, o quién que haya visto a los espíritus malignos confesar que Él es era su Señor, mantendrá su mente aún más en la duda acerca de que si Éste es el Hijo de Dios y Sabiduría y Poder de Dios? 3. Porque Él hizo incluso a la creación romper el silencio: en que incluso en Su muerte, increíble de relatar, o mejor dicho en Su verdadero triunfo sobre la muerte – me refiero a la Cruz – toda la creación confesaba que Aquél que fue manifestado y sufrió en el cuerpo no era meramente hombre, sino el Hijo de Dios y Salvador de todo. Porque el sol escondió su rostro, y la tierra tembló y las montañas fueron partidas: todos los hombres se asombraron. Ahora estas cosas mostraron que Cristo en la Cruz era Dios, mientras que toda la creación era Su sierva, y estaba testificando por su miedo a la presencia de su Amo. Así, pues, Dios el Verbo se mostró a Sí mismo a los hombres por Sus obras. Pero nuestro siguiente paso debe ser relatar y hablar del final de Su vida corporal y curso, y de la naturaleza de la muerte de Su cuerpo; especialmente dado que esto es la suma de nuestra fe, y todos los hombres sin excepción están llenos de ella: para que tú sepas ni una pizca menos de esto también que Cristo es conocido ser Dios y el Hijo de Dios.

20. Ninguno, entonces, podía conceder incorrupción, mas que Aquél Quien ha hecho, ni restaurar la semejanza de Dios, mas que Su Propio Ícono, ninguno energizar, sino la Vida, ninguno enseñar, sino el Verbo. Y Él, para pagar nuestra deuda de muerte, debe también

morir por nosotros, y levantarse de nuevo como nuestro primer fruto de la tumba. Por lo tanto, mortal Su Cuerpo debe ser; corruptible, Su Cuerpo no podía ser.

Hemos, pues, ahora mencionado en parte, tanto como fue posible, y tanto como nosotros hemos sido capaces de comprender, la razón de Su aparición corpórea; que no estaba en poder de nadie más el devolver lo corruptible a la incorrupción, excepto el Salvador Mismo, que había hecho en el principio también todas las cosas de la nada y que ninguno podía recrear por los hombres la semejanza de la imagen de Dios, mas que el Ícono del Padre; y que ningún otro podía enseñar a los hombres acerca del padre, y destruir la adoración de los ídolos, mas que el Verbo, que ordena todas las cosas y es sólo Él el Unigénito Hijo del Padre. 2. Pero dado que era necesario también que la deuda de todos fuese pagada de nuevo, porque, como ya he dicho, era adeudado que todos murieran, por cuya causa especial, en verdad, Él vino entre nosotros: con esta intención, después de las pruebas de Su Divinidad a partir de Sus obras, Él después ofreció Su sacrificio también en beneficio de todos, rindiendo Su Templo a la muerte en lugar de todos, con el fin primeramente de hacer a los hombres renunciar y liberarlos de sus viejas transgresiones, y aún más el mostrarse más fuerte incluso que la muerte, demostrando Su propio cuerpo incorruptible, como primer fruto de la resurrección de todos. 3. Y no te sorprendas sí que es frecuentemente repetimos las mismas palabras acerca del mismo tema. Porque dado que estamos hablando del consejo de Dios, naturalmente expandimos el mismo sentido en más de una manera, no sea que parezcamos estar dejando algo fuera, e incurramos en el cargo de un tratamiento inadecuado: pues es mejor someter algo a la culpa de repetición que dejar cualquier cosa que deba ser asentada. 4. El cuerpo, entonces, al compartir de la misma naturaleza con todos, porque era un cuerpo humano, aunque por un milagro sin paralelo fue formado solamente de una virgen, aunque siendo mortal, había de morir también, en conformidad con sus compañeros. Pero por virtud de la unión del Verbo con él, ya no era sujeto a la corrupción de acuerdo con su propia naturaleza, pero por razón del Verbo que había venido a habitar en él, fue colocado fuera del alcance de la corrupción. 5. Y así fue como dos maravillas vinieron a suceder al mismo tiempo, que la muerte de todos fue cumplida en el Cuerpo del Señor, y que la muerte y corrupción fueron completamente deshechas por razón del Verbo que estaba unido con él. Porque había necesidad de muerte, y la muerte necesariamente debe ser sufrida en beneficio de todos, para que la deuda debida por todos fuese pagada. 6. Cuando, como he dicho antes, el Verbo, dado que no le era posible a Él morir, pues Él era inmortal, tomó para Sí mismo un cuerpo tal que pudiera morir, para que lo ofreciera como Suyo en lugar de todos, y como sufrimiento, a través de Su unión con él, en beneficio de todos, trajera a nada a aquél que tenía poder sobre la muerte, es decir el diablo; y librara a ellos quienes por miedo de la muerte estaban toda su vida sujetos a esclavitud.

21. La muerte traída a la nada por la muerte de Cristo. ¿Por qué entonces Cristo no murió de forma privada, o de manera más honorable? Él no estaba sujeto a muerte natural, sino que tenía que morir a manos de otros. ¿Entonces por qué murió? Fue ese el propósito por el que vino, y de no ser por ello, no pudo haber Resurrección.

¿Por qué, ahora que el común Salvador de todos ha muerto en nuestro beneficio, nosotros, los fieles en Cristo, no morimos más como antes, correspondientemente con la advertencia de la ley?; pues esta condenación ha cesado; pero, la corrupción cesando y siendo deshecha por la gracia de la Resurrección, de ahora en adelante somos solamente disueltos, de acuerdo con la naturaleza mortal de nuestros cuerpos, en el momento que Dios ha fijado para cada uno, para que seamos capaces de obtener una mejor resurrección. 2. Porque como las semillas que son lanzadas dentro de la tierra, no perecemos por disolución, sino que, sembrados en la tierra, hemos de levantarnos de nuevo, siendo la muerte llevada a la nada por la gracia del Salvador. Es por lo que el bendito Pablo, a quien se le hizo una garantía de la Resurrección para todos, dice: Lo corruptible debe vestirse de incorrupción, y esto mortal debe vestirse de inmortalidad; pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto inmortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá el dicho que está escrito, “la muerte es tragada en victoria. ¿Oh muerte dónde está tu aguijón? ¿Oh, tumba dónde está tu victoria?” (1 Corintios 15:53 – 55). 3. ¿Por qué entonces, uno podría decir, si era necesario que Él rindiera Su cuerpo a la muerte en lugar de todos, no lo rindió como hombre de forma privada, en lugar de ir tan lejos como para incluso ser crucificado? Porque le habría sido mejor para Él haber hecho Su cuerpo a un lado honorablemente, que ignominiosamente soportar una muerte como esa. 4. Ahora, fíjate, yo respondo, si es que tal objeción no es meramente humana, donde lo que el Salvador hizo es verdaderamente divino y por muchas razones digno de Su Deidad. Primeramente, porque la muerte que ocurre a los hombres viene a ellos de acuerdo con la debilidad de su naturaleza; pues, incapaces de mantenerse en un estado, son disueltos con el tiempo. Ergo, también, la enfermedad les ocurre, y caen enfermos y mueren. Pero el Señor no es débil, sino que es el Poder de Dios y el Verbo de Dios y la Vida Misma. 5. Si, entonces, Él hubiera rendido Su cuerpo en algún lado en privado, y sobre una cama, a la forma de los hombres, se hubiera pensado que Él hizo esto también en concordancia con la debilidad de Su naturaleza, y porque no había en Él nada más que en ningún otro hombre. Pero debido a que Él era, primeramente, la Vida y el Verbo de Dios, y que era necesario, en segundo lugar, para que la muerte en beneficio de todos se cumpliera; por esta causa, por el otro lado, debido a que Él era Vida y Poder, el cuerpo ganó fuerza en Él; 6. Mientras que, por el otro, como la muerte necesariamente debe suceder, Él mismo no tomó, sino que recibió en mano de otros; la ocasión de perfeccionar Su sacrificio. Dado que no era propio, ni que el Señor cayera enfermo, quien sanó las enfermedades de otros; ni era adecuado que ese cuerpo perdiera su fuerza, en el que Él da fuerza a las debilidades de otros también. 7. ¿Por qué, entonces, Él no previno la muerte, como sí lo hizo con la enfermedad? Porque era por esto que Él tenía el cuerpo, y era inapropiado que la previniese, no fuese que la Resurrección también fuese impedida, mientras que era igualmente impropio que la enfermedad precediera Su muerte, no fuera que se pensara debilidad de Su parte de Quien estaba en el cuerpo. ¿No tenía hambre? Sí; Él tenía hambre, de acuerdo con las propiedades de Su cuerpo. Pero Él no perecía de hambre, por razón del Señor que lo vistió [al cuerpo]. Por lo tanto, si Él moría para rescate de todos, aun así, no vio corrupción. Pues [Su cuerpo] se levantó de nuevo en perfecto estado, dado que el cuerpo no pertenecía a nadie más, que la Vida misma.

22. ¿Pero por qué no escondió Su cuerpo de los judíos, y así guardar su inmortalidad? (1) No era para Él infligir la muerte en Sí mismo, y sin embargo no evitarla. (2) Él vino a recibir

la muerte como la deuda de otros, por lo tanto, debe venir a Él desde fuera. (3) Su muerte debe ser segura, para garantizar la veracidad de Su Resurrección. Además, Él no podía morir por enfermedad, no sea que se le ridiculice en Su sanación de otros.

Pero sería mejor, uno podría decir, el haberse escondido de las maquinaciones de los judíos, para que guardase Su cuerpo en totalidad de la muerte. Ahora, que se le diga a este uno que esto también era inapropiado del Señor. Porque tal y como no era apropiado que el Verbo de Dios, siendo la Vida, infligiera muerte en Sí mismo en Su propio cuerpo, así tampoco era propio huir de la muerte ofrecida por otros, mas bien seguirla hacia destrucción, por cuya razón naturalmente Él no hizo a un lado Su cuerpo sólo, ni, nuevamente, huyó de los judíos cuando conspiraban en Su contra. 2. Pero esto no demuestra debilidad de parte del Verbo, sino, al contrario, le demostró ser Salvador y Vida; en que Él tanto esperó la muerte para destruirla, como se apresuró en cumplir la muerte que se le ofreció para la salvación de todos. 3. Y, además, el Salvador vino a cumplir no Su propia muerte, sino la muerte de los hombres; dado que Él no rindió Su cuerpo por una muerte que Él produjera (Juan 10:17-18) – porque Él era Vida y no tenía ninguna [muerte] – sino que recibió la muerte que vino de los hombres, con el objetivo de deshacerla perfectamente [la muerte] cuando se encontrara con Él en Su propio cuerpo. 4. De nuevo, de lo siguiente uno también puede ver lo razonable del cuerpo del Señor encontrándose este fin. El Señor estaba especialmente ocupado por la resurrección del cuerpo que Él estaba listo para lograr. Por lo que Él estaba por hacer era manifestarlo [Su cuerpo] como un monumento de victoria sobre la muerte, y asegurar a todos de que Él hubo efectuado el desenraizado de la corrupción, y de la incorrupción de sus cuerpos desde ese momento en adelante; como calibre de ésto y prueba de la resurrección en espera de todos, Él ha preservado Su propio cuerpo incorrupto. 5. Si, entonces, una vez más, Su cuerpo se hubiera enfermado, y el Verbo haber sido apartado de él a la vista de todos, hubiera sido impropio que Él quien sanó las enfermedades de otros hubiera de sufrir Su propio instrumento desperdiciado en enfermedad. ¿Por qué, cómo pudo haberse creído Su curación de enfermedades [Mateo 27:42] si Su propio templo se enfermara en Él? Porque o Él habría sido ridiculizado como incapaz de ahuyentar enfermedades, o si Él podía, pero no lo hacía, Él hubiera sido percibido como insensible hacia otros también.

23. Necesidad de una muerte pública para la doctrina de la Resurrección.

Pero incluso si, sin ninguna enfermedad y ningún dolor, Él hubiera escondido Su cuerpo de forma privada y por Sí mismo en un rincón [Hechos 26:26], o en un lugar desértico, o en una casa, o en cualquier lugar, y después repentinamente apareciera y dijera que Él se había levantado de entre los muertos, Él habría definitivamente parecido estar diciendo ociosas historias [Lucas 24:11], y lo que Él había dicho acerca de la Resurrección hubiera sido aún más desacreditado, pues no hubiese habido nadie en absoluto que testificara de Su muerte. Ahora, la muerte debe preceder a la resurrección, pues no habría sido resurrección si es que la muerte no hubiese precedido; así que, si la muerte de Su cuerpo hubiera ocurrido en cualquier lugar secreto, siendo la muerte inaparente ni sucediendo ante testigos, Su Resurrección habría sido también escondida y sin evidencia. 2. ¿O por qué, cuando es que Él habiéndose levantado proclamó la Resurrección [es decir en público], debería causar que Su

muerte ocurriera en un lugar secreto? ¿O por qué, dado que Él expulsó espíritus malignos en presencia de todos, e hizo al hombre ciego de nacimiento recuperar la vista, y transformó el agua en vino, para que por estos medios se le creyera ser el Verbo de Dios, no debería manifestar Su naturaleza mortal como incorruptible en presencia de todos, para que se le creyera ser Él mismo la Vida? 3. ¿O cómo es que lo discípulos habrían de tener coraje al hablar de la Resurrección, sin que fuesen capaces de decir que antes de eso Él murió? ¿O cómo es que se les creería, diciendo que la muerte ocurrió y luego la Resurrección, si es que no hubiesen tenido como testigos de Su muerte a los hombres ante quienes ellos hablar con valentía? ¿Porque si, incluso como era, cuando Su muerte y Resurrección habían tomado lugar ante la vista de todos, los fariseos de ese día no hubieran creído, sino que convencieron incluso a aquellos quienes habían visto la Resurrección a negarla, por qué, seguramente, si es que estas cosas hubieran ocurrido en secreto, cuántos pretextos para incredulidad hubieran maquinado? 4. ¿O cómo es que el fin de la muerte, y la victoria sobre ella hubieran sido probadas, de no ser por retarla frente a los ojos de todos a quienes Él había mostrado estar muerta, anulada para el futuro por la incorrupción de Su cuerpo?

24. Futuras objeciones anticipadas. Él no eligió la manera de Su muerte; porque había de mostrarse Conquistador de la muerte en todas o cualquiera de sus formas: (ejemplo de un buen luchador). La muerte elegida para desgraciarlo probó ser el trofeo contra la muerte: además, preservó Su cuerpo indiviso.

Pero lo que otros tal vez hayan dicho, nosotros debemos anticipar en respuesta. Porque puede que un hombre diga lo siguiente: Si era necesario que Su muerte sucediera en la presencia de todos, y con testigos, para que la historia de Su Resurrección se creyese, habría sido incluso mejor en cualquier caso que Él se ideara para Sí mismo una muerte gloriosa, para escapar la ignominia de la Cruz. 2. Pero si Él hubiera hecho incluso esto, habría dado razones para sospecha de Sí mismo, de que Él no era poderoso sobre toda muerte, sino sólo contra la muerte diseñada para Él; y nuevamente habría un pretexto para incredulidad acerca de la Resurrección de todas formas. Así que la muerte vino a Su cuerpo, no de Él mismo, sino de consejo hostil, para que cualquier muerte que ofrecieran al Salvador, ésta Él completamente deshiciera. 3. Y justo como un noble luchador, grande en habilidad y coraje, no escoge de entre sus antagonistas para él mismo, no sea que levante sospecha de que tiene miedo de algunos de ellos, sino que pone la elección en los observadores, y especialmente si es que ellos son sus enemigos, para que contra cualquiera que ellos lo enfrenten, él lo derribe, y se le entienda superior a todos ellos; así también la Vida de todos, nuestro Señor y Salvador, Cristo, no se ideó una muerte para Su propio cuerpo, para que no aparentara temer otra muerte; más bien Él aceptó en la Cruz, y soportó, una muerte infligida por otros, y especialmente por Sus enemigos, quienes pensaron terrible e ignominiosa y de no enfrentarse; para que esto también siendo destruido, tanto fuese Él mismo comprendido ser la Vida, como el poder de la muerte traído totalmente a nada. 4. Así algo sorprendente y asombroso ha sucedido; porque la muerte, que ellos pensaron infligir como una desgracia, fue de hecho un monumento de victoria contra la misma muerte. De donde Él no sufrió la muerte de Juan, siendo su cabeza cortada, ni, como Isaías, fue Él cercenado a la mitad; para

que incluso en la muerte Él mantenga Su cuerpo indiviso y en perfecta solidez, y no se ofrecer ningún pretexto a aquellos quienes quieran dividir la Iglesia.

25. ¿Por qué la Cruz, de todas las muertes? (1) Él tenía que llevar la maldición por nosotros. (2) Sobre ella Él extendió Sus manos para unirlos a todos, judíos, y gentiles, en Sí mismo. (3) Él derrotó al príncipe de los poderes del aire en su propio terreno, librando el camino al cielo y abriendo para nosotros puertas eternas.

Y así mucho en respuesta para aquellos quienes apilan argumentos para sí mismos. Pero si alguno de nuestra propia gente también desea inquirir, no por amor al debate, sino por amor al aprendizaje, por qué Él sufrió la muerte de ninguna otra manera mas que en la Cruz, que se le diga a éste [quien pregunta] que ninguna otra forma mas que esta era buena para nosotros, y que estaba bien que el Señor sufriera esto por causa de nosotros. 2. Porque si Él mismo vino a cargar con la maldición puesta sobre nosotros, ¿de qué otra forma puedo Él haberse vuelto maldito (Gálatas 3:13), de no ser que recibiera una muerte establecida para una maldición? Y esa es la Cruz. Porque esto es exactamente lo que está escrito: Maldito es aquel que cuelga de un madero/árbol (Deuteronomio 21:23). 3. De nuevo, si la muerte del Señor es el rescate de todos, y por Su muerte la pared intermedia de separación es derribada (Efesios 2:14), y el llamado de las naciones es emprendido, ¿cómo es que Él nos hubiera llamado hacia Él, de no haber sido crucificado? Porque es sólo en la cruz en la que un hombre muere con sus manos extendidas. Así que era apropiado que el Señor soportara esto también y extendiera Sus manos, para que con una Él acercara a la gente antigua, y con la otra aquellos de los gentiles, y unir ambos en Él mismo. 4. Porque esto es lo que Él mismo ha dicho, señalando con qué clase de muerte Él había de rescatar a todos: Yo, cuando sea levantado, atraeré a todos los hombres hacia Mí (Juan 12:32). 5. Y una vez más, si el diablo, el enemigo de nuestra raza, habiendo caído del cielo, vaga sobre nuestra atmósfera más baja, y allí llevando el mando sobre sus espíritus compañeros, sus compañeros en desobediencia, no sólo obra falsedades por sus medios en aquellos quienes están engañados, sino que intenta entorpecer a aquellos quienes están subiendo (y acerca de esto el Apóstol dice: de acuerdo con el príncipe del poder del aire, del espíritu que ahora obra en los hijos de desobediencia); mientras que el Señor vino a derribar al diablo, y librar el aire y preparar el camino para nosotros hacia arriba al cielo, como dijo el Apóstol: A través del velo (Hebreos 10:20), esto quiere decir, Su carne – y esto necesariamente debe ser por muerte – bueno, ¿por qué otra clase de muerte pudo esto haber sucedido, mas que por una que ocurre en el aire, me refiero a la Cruz? Porque solo aquél que es perfeccionado en la cruz muere en el aire. Siendo así, que era propio que el Señor sufriera esta muerte. 6. Porque siendo así levantado, Él limpió el aire de la malignidad tanto del diablo como de demonios de todas clases, como Él dice: Yo vi a Satanás caer del cielo como un rayo (Lucas 10:18); y abrió una nueva abertura del camino hacia el cielo como Él otra vez dice: ¡Alzad sus cabezas, o puertas! ¡Y sean levantadas, las puertas antiguas! (Salmo 24:7) Porque no era el Verbo Mismo que necesitaba la apertura de las puertas, siendo Señor de todo; ni estaban ninguna de Sus obras cerradas a su Creador; sino que éramos nosotros quienes lo necesitábamos quienes Él levantó por Su propio cuerpo. Porque lo ofreció a la muerte en beneficio de todos, para que por eso Él nuevamente prepara el camino arriba hacia los cielos.

26. Razones para que Él se levantase al Tercer Día. (1) Ni antes porque Su muerte genuina habría sido negada, ni (2) después; para (a) guardar la identidad de Su cuerpo, (b) no mantener a Sus discípulos demasiado tiempo en suspenso, ni (c) para esperar que los testigos de Su muerte se dispersaran, o que su memoria se disipara.

La muerte en la Cruz, entonces, para nosotros ha demostrado ser apta y apropiada, y su causa ha demostrado ser razonable en todo respecto; y puede ser justamente argumentado que de ninguna otra forma mas que por la Cruz era correcto que la salvación de todos tomara lugar. Porque ni siquiera así – ni siquiera en la Cruz – se dejó a Sí mismo contenido; muy por el contrario, mientras que Él hizo a la creación atestiguar la presencia de su Creador, Él no permitió que Su cuerpo demorara, pero habiéndolo meramente mostrado estar muerto, por el contacto de la muerte con él, inmediatamente Él lo levantó al tercer día, arribando, como la marca de victoria y el triunfo sobre la muerte, la incorruptibilidad e impasibilidad que le resultó a Su cuerpo. 2. Porque Él pudo, incluso habiendo sucedido la muerte, haber levantado Su cuerpo y mostrarlo estar vivo; pero esto también el Salvador, en sabia previsión, no lo hizo. Porque uno pudo haber dicho que Él ni siquiera murió en absoluto, o que la muerte no había llegado en perfecto contacto con Él, si es que Él hubiese manifestado la Resurrección inmediatamente. 3. Tal vez, nuevamente, si es que el intervalo entre Él haber muerto y resucitado hubiera sido de uno o dos días nada más, la gloria de Su incorrupción se habría oscurecido. Así, con el fin de demostrar que el cuerpo estaba muerto, el Verbo demoró un día intermedio, y en el tercero lo demostró a todos incorrupto. 4. Así entonces, para que se demostrara la muerte en la Cruz, Él levantó Su cuerpo al tercer día. 5. Pero a no ser, que habiéndolo levantado cuando ya había permanecido mucho tiempo y sido completamente corrompido, Él fuese dudado, como si Él lo hubiese cambiado por algún otro cuerpo – porque un hombre también por lapsos de tiempo podría dudar de lo que vio, y olvidar lo que había sucedido – por esta causa no esperó más de tres días; ni mantuvo largamente en suspenso aquellos a quienes Él había dicho acerca de la Resurrección: 6. Pero mientras el Verbo aún hacía eco en sus oídos y sus ojos aún estaban expectantes y sus mentes en suspenso, y mientras aquellos quienes lo habían asesinado aún estaban viviendo sobre la tierra, y estaban en el lugar y podían atestiguar de la muerte del cuerpo del Señor, el Hijo de Dios Mismo, después de un intervalo de tres días, mostró Su cuerpo, una vez muerto, inmortal e incorruptible; y se manifestó a todos que no fue por ninguna debilidad natural del Verbo que habitó en él que el cuerpo hubiese muerto, sino que con el fin de que en él la muerte fuese deshecha por el poder del Salvador.

27. El cambio traído por la Cruz en relación de la muerte con el hombre.

Porque la muerte está destruida, y que la Cruz se ha vuelto la victoria sobre ella, y no tiene más poder, sino que está bien muerta, no es una pequeña prueba, o es mejor dicho una garantía evidente, que es despreciada por todos los discípulos de Cristo, y que todos ellos toman la ofensiva agresiva en contra de ella y no le temen más; sino que por la señal de la Cruz y por fe en Cristo la pisotean como muerta. 2. Porque desde la antigüedad, antes de que la estancia del Salvador tomara lugar, incluso a los santos, la muerte era terrible, y todos lloraban por los muertos como si hubiesen perecido. Pero ahora que el Salvador ha levantado

Su cuerpo, la muerte ya no es terrible; porque todos los que creen en Cristo la pisotean como nada, y prefieren mejor morir que negar su fe en Cristo. Porque en verdad saben que cuando mueren no son destruidos, sino que en realidad [comienzan] viven, y se vuelven incorruptibles a través de la Resurrección. 3. Y que el diablo que alguna vez maliciosamente se exaltaba en la muerte, ahora que sus dolores [la muerte] fueron librados, es el único verdaderamente muerto. Y una prueba de esto es, que antes de que los hombres creen en Cristo, ven en la muerte un objeto de terror, y se acobardan ante él [el diablo]. Pero cuando han pasado a la fe y enseñanza de Cristo, su desdén por la muerte es tan grande que incluso se apresuran ávidamente a ella y se vuelven testigos de la Resurrección que el Salvador ha conseguido en contra de ella. Porque incluso siendo tiernos de edad se apresuran a morir, y no solo los hombres, también mujeres, se ejercitan a sí mismos por medio de la disciplina del cuerpo en su contra [de la muerte]. Tan débil se ha vuelto ella, que incluso las mujeres que previamente fueron engañadas por ella, ahora se burlan de ella como muerto y paralizado. 4. Porque como cuando un tirano ha sido derrotado por un rey verdadero, y ha sido apresado de manos y pies, todos pasan a un lado de él riendo y despreciando, abofeteando e insultándolo, ya no temiendo su furia y barbaridad, por causa del rey quien lo ha conquistado; así también, la muerte habiendo sido conquistada y expuesta por el Salvador en la Cruz, y atada de pies y manos, todos aquellos quienes están en Cristo, mientras pasan, la pisotean, y atestiguando de Cristo se burlan de la muerte, bromeando de ella, y diciendo lo que ha sido escrito de antiguo contra ella: ¿O muerte, dónde está tu victoria? ¿O sepulcro, dónde está tu aguijón?

28. Este hecho excepcional debe ser probado por la experiencia. Quienes lo duden vuélvanse Cristianos.

¿Es esto, entonces, poca prueba de la debilidad de la muerte? ¿O es una pequeña demostración de la victoria ganada sobre ella por el Salvador, cuando los jóvenes y doncellas que están en Cristo desprecian esta vida y practican para morir? 2. Pues el hombre por naturaleza tiene miedo de morir y de la disolución del cuerpo; pero está este increíble hecho, que aquél quien se ha puesto la fe de la Cruz desprecia incluso lo que es naturalmente temible, y en aras de Cristo no está asustado de la muerte. 3. Y justo como, dado que el fuego tiene la propiedad natural de quemar, si alguno dijera que hay una sustancia que no temiera ser quemada, sino que por el contrario lo demuestra ser débil – como se dice que hace el asbesto entre los indios – entonces uno que no creyera esta historia, si deseara ponerla a prueba, está en cualquier medida, después de ponerse el material hecho a prueba de fuego en contacto con éste, a continuación, asegurado de la debilidad atribuida al fuego: 4. O si quien fuera deseara ver al tirano sometido, en cualquier medida por ir al campo y dominio de su conquistador vería al hombre, un terror para otros, reducido a debilidad; así si un hombre está incrédulo incluso después de tantas pruebas y después de tantos quienes se han vuelto mártires en Cristo, y después de la burla mostrada a la muerte cada día por aquellos quienes son ilustres en Cristo, aún, si su mente estuviese todavía dudosa con respecto a si la muerte ha sido traída a la nada y ha tenido un final, éste hace bien en asombrarse de tal cosa, sólo no sea obstinado en incredulidad, ni testarudo ante lo que es tan sencillo. 5. Pero justo como quien tiene el asbesto conoce que el fuego no tiene el poder de quemarlo, y justo como quien viera al tirano sometido va hacia el imperio de su conquistador, así también que aquél quien sea incrédulo

acerca de la victoria sobre la muerte reciba la fe de Cristo, y vaya hacia Su enseñanza, y verá la debilidad de la muerte, y el triunfo sobre ella. Porque muchos quienes anteriormente eran incrédulos y burladores, han creído después y tanto despreciado la muerte como para volverse mártires por Cristo Mismo.

29. Aquí entonces están maravillosos efectos, y una causa suficiente, la Cruz, para contar para ellos, como el amanecer cuenta para la luz del día.

Ahora si por la señal de la Cruz, y por fe en Cristo, la muerte es pisoteada, debe ser evidente ante el tribunal de la verdad que ninguno otro que Cristo Mismo ha exhibido trofeos y triunfos sobre la muerte y la ha hecho perder toda su fuerza. 2. Y si, previamente la muerte era fuerte, y por esa razón terrible, ahora después de la estancia del Salvador y la muerte y la Resurrección de Su cuerpo es despreciada [la muerte], debe ser evidente que la muerte ha sido traída a la nada y conquistada por el mismo Cristo que ascendió la Cruz. 3. Porque tal como, si después del tiempo nocturno se levanta el sol, y toda la región de la tierra es iluminada por él, no queda ningún lugar a duda que es el sol quien ha revelado su luz en todos lados, que también ha ahuyentado la oscuridad y dado luz a todas las cosas; así, ahora que la muerte ha venido al desprecio, y ser pisada, desde el tiempo en que la manifestación salvífica del Salvador en la carne y Su muerte en la Cruz sucedieran, debe ser aparente que es el mismísimo Salvador que también apareció en el cuerpo, Quien ha traído a la muerte a la nada, y Quien exhibe las señales de la victoria sobre ella día a día en Sus propios discípulos. 4. Pues cuando uno ve a los hombres, débiles por naturaleza, yendo hacia la muerte, y no temiendo su corrupción ni asustados del descenso al Hades, sino que con alma ansiosa la retan; y sin parpadear a la tortura, por el contrario, en aras de Cristo elijen correr hacia la muerte en preferencia de la vida sobre la tierra, o incluso si uno es testigo de hombres y mujeres y niños pequeños apresurándose a la muerte en aras de la religión de Cristo; quién es tan tonto, o quién es tan incrédulo, o quién está tan incapacitado en su mente, como para no ver e inferir que Cristo, a Quien la gente confiesa, Él mismo suministra y da a cada uno la victoria sobre la muerte, privándola de todo su poder en cada uno de ellos quienes mantienen Su fe y cargan la Señal de la Cruz. 5. Porque el que ve la serpiente pisoteada, especialmente sabiendo su previa ferocidad, no duda más que ella ha muerto y ha perdido buena cantidad de su fuerza, a menos que sea pervertido en mente y no tenga ni siquiera sus sentidos corporales sanos. ¿Pues quién que vea un león jugueteado por niños, falla en entender que él o está muerto o ha perdido toda su fuerza? 6. Justo como, entonces, es posible ver con los ojos la verdad de todo esto, así, ahora que la muerte es jugueteada y despreciada por los creyentes en Cristo que ninguno mantenga más duda, ni uno demuestre incredulidad, de que la muerte ha sido traída a la nada por Cristo, y la corrupción de la muerte ha sido destruida y apaciguada.

30. La realidad de la resurrección comprobada por hechos: (1) la victoria sobre la muerte descrita arriba: (2) las Maravillas de la Gracia son la obra de Uno Viviente, de Uno quien es Dios: (3) si los dioses son (como se dice) verdaderos y vivientes, con mayor motivo Aquél Quien destruye su poder está vivo.

Lo que hemos dicho hasta ahora, entonces, no es poca prueba de que la muerte ha sido traída a la nada, y que la Cruz del Señor es una señal de victoria sobre ella. Pero de la Resurrección del cuerpo a inmortalidad a continuación completada por Cristo, el común Salvador y la verdadera Vida de todo, la demostración por hechos es más clara que los argumentos para ellos cuya visión mental es sana. 2. Porque si, como si nuestro argumento demostró, la muerte ha sido traída a la nada, y por Cristo todos la pisotean, aún más Él primeramente la pisoteó con Su propio cuerpo, y la llevo a la nada. Pero suponiendo que la muerte fue asesinada por Él, ¿qué otra cosa pudo haber pasado mas que el levantamiento de Su cuerpo, y éste siendo mostrado como un monumento de victoria sobre la muerte? ¿O cómo pudo demostrarse que la muerte fue llevada a la nada a menos que el cuerpo del Señor se hubiese levantado? Pero si esta demostración de la Resurrección parece a cualquiera insuficiente, que se le asegure lo que es dicho incluso de lo que ocurre frente a sus ojos. 3. Porque dado que ante la enfermedad de un hombre éste no puede ejercer ningún poder, sino que su influencia perdura hasta la tumba y desde ahí cesa; y las acciones, y el poder sobre los hombres, pertenece sólo a los vivientes; que aquél quien quiera, vea y juzgue, confesando la verdad de lo que aparece a la vista. 4. Porque ahora que el Salvador obra cosas tan grandes entre los hombres, y día a día está invisiblemente persuadiendo a tan grande multitud de todos lados, tanto de aquellos que habitan en Grecia y en tierras extranjeras, de venir a Su fe, y a todos a obedecer Su enseñanza, ¿mantendrá alguno todavía en duda si es que una Resurrección ha sido lograda por el Salvador, o si Cristo está vivo, o tal vez que Él mismo es la Vida? 5. ¿O es propio que un hombre muerto esté pinchando las consciencias de los hombres, tal que ellos nieguen sus leyes hereditarias y se inclinen ante la enseñanza de Cristo? ¿O cómo, si ya no está activo (porque esto es apropiado para uno muerto), es que Él aleja de sus actividades a aquellos quienes están vivos y activos, tal que el adúltero ya no comete más adulterio, y el asesino ya no mata, ni el que infringe se aferra más, y el profano es después religioso? ¿O cómo, si es que Él no se ha levantado, sino que yace muerto, es que ahuyenta, y persigue, y derriba aquellos falsos dioses dichos por los incrédulos estar vivos, y los demonios que ellos adoran? 6. Porque donde Cristo es nombrado, y Su fe, allí la idolatría es desechada y toda impostura de espíritus malignos es expuesta, y cualquier espíritu es incapaz de soportar incluso el nombre, incluso meramente escuchándolo vuela y desaparece. Pero esta obra no es la de uno que está muerto, sino de uno que vive – y especialmente de Dios. 7. En particular, sería ridículo decir que mientras los espíritus son expulsados por Él y sus ídolos traídos a la nada están vivos, Aquél quien los echa, y por Su poder previene incluso que aparezcan, sí, y es confesado por todos ellos el ser el Hijo de Dios, está muerto.

31. Si Poder es la señal de vida, ¿qué aprendemos de la impotencia de los ídolos, para bien o para mal, y el contrastante poder de Cristo y de la Señal de la Cruz? Se demuestra por medio de esto que la muerte y los demonios han perdido su soberanía. Coincidencia del argumento anterior por hechos y con aquellos de la Personalidad de Cristo.

Pero quienes son incrédulos de la Resurrección hacen contra ellos mismos una prueba fuerte, si en lugar de todos los espíritus y los dioses adorados por ellos expulsando a Cristo, Quien, ellos dicen, está muerto, Cristo al contrario los muestra a todos estar muertos. 2. Porque si es verdad que uno muerto no puede ejercer poder, mientras que el Salvador hace a diario tantas

obras, acercando a los hombres a la religión, persuadiendo a virtud, enseñando acerca de la inmoralidad, guiando al deseo de las cosas celestiales, revelando el conocimiento del Padre, inspirando fuerza para el encuentro con la muerte, mostrándose a Sí mismo a cada uno, y desplazando la impiedad de la idolatría, y los dioses y espíritus de los incrédulos no pueden hacer nada de esto, más bien se muestran así mismos muertos ante la presencia de Cristo, su pomposidad siendo reducida a impotencia y vanidad; dado que por la Señal de la Cruz toda la magia es detenida, y toda brujería es traída a nada, y todos los ídolos son desertados y abandonados, todo placer rebelde es corregido, y todos están viendo hacia arriba de la tierra al cielo: ¿Quién es pronunciarlo muerto? ¿Cristo, que hace tantas obras? Pero obrar no es propio de uno muerto. ¿O de aquél que no ejerce ningún poder, sino que yace como si estuviera muerto? Que es esencialmente propio de los ídolos y espíritus, muertos como están. 3. Pues el Hijo de Dios es viviente y active (Hebreos 4:12), y obra día a día, y trae la salvación de todos. Pero se demuestra a diario que la muerte ha perdido todo su poder, y los ídolos y espíritus son mostrados muertos en vez de Cristo, por lo tanto, que ningún hombre dude de la Resurrección de Su Cuerpo. 4. Pero aquél que es incrédulo de la Resurrección del cuerpo del Señor ponen en evidencia su ignorancia del poder del Verbo y Sabiduría de Dios. Porque si es que tomó para Sí mismo un cuerpo, ¿qué había de hacer el Señor con él? ¿O cuál había de ser el final del cuerpo cuando el Verbo ya había descendido sobre él? Porque no podía simplemente morir, dado que era mortal, y había de ser ofrecido a la muerte en beneficio de todos: propósito por el cual el Salvador los vistió para Sí mismo. Donde, mientras que murió como mortal, volvió a la vida nuevamente por razón de la Vida en él; y de su Resurrección las obras son una señal.

32. Pero ¿quién ha de verlo resucitado, para creer? Más bien, Dios es siempre invisible y conocido por Sus obras únicamente: y he aquí las obras gritan como prueba. Si tú no crees, mira aquellos que sí, y percibe la Divinidad de Cristo. Los demonios ven esto, aunque los hombres están ciegos. Resumen del argumento hasta aquí.

Pero si, porque Él no es visto, haberse resucitado Él es del todo desacreditado, es debido tiempo para aquellos incrédulos el negar el mismísimo cause de la Naturaleza. Porque es la propiedad particular de Dios ser al mismo tiempo invisible y conocido por Sus obras, como ya ha sido mencionado anteriormente. 2. Si, entonces, las obras no están allí, hacen bien en no creer en lo que no aparece. Pero si las obras claman a lo alto y lo muestran claramente, ¿Por qué eligen negar la vida tan manifiestamente a causa de la Resurrección? Pues incluso si están mutilados en su inteligencia, incluso con los sentidos externos los hombres pueden ver el irrevocable poder y Divinidad de Cristo. 3. Porque incluso si un hombre ciego, si él no ve el sol, mas meramente considera el calor que el sol irradia, sabe que hay un sol sobre la tierra. Entonces que nuestros oponentes también, incluso si no creen, estando tan cegados a la verdad, por lo menos conociendo Su poder por medio de otros quienes creen, no sean negadas la Divinidad de Cristo y la Resurrección conseguida por Él. 4. Porque es claro que, si Cristo está muerto, no podría expulsar demonios y arruinar ídolos; porque a un hombre muerto los espíritus no habrían obedecido. Pero si son manifiestamente expulsados por el nombramiento de Su nombre, debe ser evidente que Él no está muerto; especialmente dado que los espíritus, siendo capaces de ver incluso lo que es invisible para los hombres, podrían

saber si Cristo estuviera muerto y negarle obediencia alguna. 5. Pero como es, lo que los hombres irreligiosos no creen, los espíritus ven – que Él es Dios – y por lo tanto huyen y caen a Sus pies, diciendo justo lo que profirieron cuando Él estaba en el cuerpo: Sabemos quién eres, eres el Santo de Dios (Marcos 1:24); y, Ah, ¿qué tenemos nosotros contigo, Tú Hijo de Dios? Te imploro, no me tormentes (Lucas 8:28). 6. Como en ese entonces los demonios atestiguaban de Él, y Sus obras testifican de Él día a día, debe ser evidente, y que nadie vaya descaradamente en contra de la verdad, tanto que el Salvador levantó Su propio cuerpo, y que Él es el verdadero Hijo de Dios, siendo desde Él [el Padre], como desde Su Padre, Su propio Verbo, y Sabiduría, y Poder, Quien en edades posteriores tomó un cuerpo para la salvación de todos, y enseñó al mundo acerca del Padre, y trajo la muerte a la nada, y otorgó incorrupción sobre todos por la promesa de la Resurrección, habiendo levantado Su propio cuerpo como los primeros frutos de esto, y habiéndolo demostrado por la señal de la Cruz como un monumento de victoria sobre la muerte y su corrupción.

33. Incredulidad de los judíos y la burla de los griegos. Los primeros en estupefacción de sus propias escrituras. Profecías de Su advenimiento como Dios y como Hombre.

Siendo las cosas así, y la Resurrección de Su cuerpo y la victoria ganada sobre la muerte del Salvador siendo claramente demostradas, ven y reprendamos tanto la incredulidad de los judíos y las burlas de los gentiles. 2. Pues esto, tal vez, sean los puntos a los que los judíos expresan incredulidad, mientras que los gentiles ríen, hallando falta en lo impropio de la Cruz, y del Verbo de Dios volverse hombre. Pero nuestro argumento no tardará en enfrentar ambos especialmente porque las pruebas a nuestra disposición y en contra suya son tan claras como el día. 3. Porque los judíos en su incredulidad pueden ser refutados desde las Escrituras, que incluso ellos mismos leen; pues este y aquel texto, y, en pocas palabras la totalidad de las Escrituras inspiradas, claman a lo alto con respecto a estas cosas, incluso como sus expresas palabras lo muestran abundantemente. Porque profetas proclamaron de antemano acerca de la maravilla de la Virgen y del nacimiento de ella, diciendo: He aquí, la Virgen concebirá, y dará a luz a un Hijo, y habrá de llamar su nombre Emmanuel (Mateo 1:23) (Isaías 7:14), que es, interpretándose, Dios con nosotros. 4. Pero Moisés, el verdaderamente grandioso, y quien ellos creen hablar la verdad, en referencia al Salvador volverse hombre, habiendo estimado lo que fue dicho como importante, y asegurado su veracidad, lo asentó en estas palabras: Se levantará una estrella de entre Jacob, y un hombre de entre Israel, y él quebrará en pedazos a los capitanes de Moab (Números 24:5-17). De nuevo: Cuán maravillosas son tus habitaciones oh Jacob, tus tabernáculos oh Israel, como jardines techados, y como parques a lado de las aguas, y como tabernáculos que el Señor ha fijado, como cedros por las aguas. Un hombre habrá de salir de su simiente, y será Señor por sobre muchas naciones (Números 24:5-17). Y otra vez, Isaías: Antes de que el Niño sepa cómo llamar a padre o madre, él tomará el poder de Damasco y los despojos de Samaria ante el rey de Asiria (Isaías 8:4). 5. Que un hombre, entonces, ha de aparecer está predicho en estas palabras. Pero de que el que ha de venir es Señor de todo, también predicen una vez más en lo siguiente: He aquí el Señor viene montado sobre una nube veloz, y llega a Egipto, y los ídolos de Egipto se estremecen ante su presencia (Isaías 19:1). Pues desde ahí también de donde el Padre lo llama de vuelta, diciendo: Yo llamé a mi Hijo desde Egipto (Oseas 1:11).

34. Profecías de Su pasión y muerte en todas las circunstancias.

Ni siquiera Su muerte pasa en silencio: al contrario, se le refiere en las divinas Escrituras, incluso de forma excesivamente clara. Porque con el propósito de que nadie pudiera errar a causa de falta de instrucción acerca de los eventos, no temieron mencionar incluso la causa de Su muerte – que Él no la sufre por Su propia causa, sino para la inmortalidad y salvación de todos, y los concilios de los judíos en contra Suya y las indignidades que se le ofrecieron por medio sus manos. 2. Entonces dicen: Un hombre de sufrimiento, experimentado en dolores, porque su rostro es escondido: fue deshonrado y despreciado. Él cargó nuestros pecados, y está en dolor por nuestra causa; lo consideramos castigado, golpeado y afligido; pero él fue herido por nuestras transgresiones, y abatido por nuestra iniquidad. El castigo de nuestra paz fue sobre él, y por sus azotes somos sanados (Isaías 53:3-5). Oh maravíllate ante el cariño y el amor del Verbo, que por nuestro beneficio Él es deshonrado, para que seamos traídos a honor. Porque todos nosotros, dice, como ovejas nos hemos descarriado; el hombre se ha equivocado en su camino; y el Señor le libró de sus pecados; y Él no abre su boca, porque ha sido maliciosamente conjurado. Como una oveja fue llevado al matadero, y como una oveja ante su trasquilador, así Él no abre su boca: en Su humillación Su palabra le fue negada. 3. Así a no ser que alguien lo conciba como un hombre común a causa de Su sufrimiento, la Sagrada Escritura anticipa las suposiciones del hombre, y declara el poder (que obró) por Él, y la diferencia de Su naturaleza comparada con nosotros, diciendo: ¿Quién contará su generación? Pues su vida es tomada de la tierra. Por la maldad del pueblo fue él traído a la muerte. Y daré al impío en lugar de su sepultura, y al rico en lugar de su muerte; porque no hizo maldad alguna, ni hubo engaño en su boca. Y el Señor lo limpiará de sus heridas. (Isaías 53:8-9).

35. Profecías de la Cruz. Cómo estas profecías son satisfechas únicamente en Cristo.

Pero, tal vez, habiendo escuchado de la profecía de Su muerte, preguntes para aprender también de lo que es presentado acerca de la Cruz. Porque ni siquiera esto se pasa por alto: es mostrado por los hombres santos con gran claridad. 2. Porque primero Moisés lo predice, y esto a grande voz, cuando dice: Habrán de ver vuestra Vida colgando frente a sus ojos, y no creerán. (Deuteronomio 28:66) 3. Y después, los profetas después de él atestiguan de esto, diciendo: Pero yo como un inocente cordero fue traído a ser asesinado, y no lo supe; ellos maquinaron malicia contra mí, diciendo, He aquí derrumbemos el árbol con su fruto, y borrémoslo de la tierra de los vivientes (Jeremías 11:19). 4. Y nuevamente: atravesaron mis manos y mis pies, contaron todos mis huesos, repartieron mis vestidos entre ellos, y por mi vestidura echaron surtes. 5. Ahora, una muerte que ocurre en lo alto y toma lugar en un árbol, no podría ser ninguna otra que la Cruz: y otra vez, en ninguna otra muerte son las manos y los pies atravesados, mas que en la Cruz solamente. 6. Pero desde la estancia del Salvador entre los hombres todas las naciones de cada lado comenzaron a conocer a Dios; tampoco dejaron este punto sin referencia: mas se menciona este asunto también en las Santas Escrituras. Porque habrá, él dice, la raíz de Isaí, y Aquél que se levanta para gobernar las naciones, en Él tendrán las naciones su esperanza (Isaías 11:10). Esto entonces es poco como prueba de lo que ha pasado. 7. Y todas las Escrituras rebosan con refutaciones para la

incredulidad de los judíos. ¿Pues cuál de los hombres justos y santos profetas, y patriarcas, registrados en las divinas Escrituras, alguna vez tuvo su nacimiento corporal de una virgen nada más? ¿O qué mujer ha bastado sin un hombre para la concepción de la humanidad? ¿No nació Abel de Adán, Enoc de Jared, Noé de Lamec, y Abraham de Taré, Isaac de Abraham, Jacob de Isaac? ¿No nació Judá de Jacob, y Moisés y Aarón de Amram? ¿No nació Samuel de Elcaná, David de Jesé, no fue Salomón de David, Ezequías de Acaz, Josías de Amón, Isaías de Amós, Jeremías de Hilkiah, Ezequiel de Buzi? ¿No tuvo cada uno un padre como autor de su existencia? ¿Quién pues es aquél nacido de una virgen únicamente? Porque el profeta hizo hincapié en esta señal. 8. ¿O qué nacimiento fue precedido por una estrella en los cielos, para anunciar al mundo Aquél que había nacido? Pues cuando Moisés nació, fue ocultado por sus padres: de David no se escuchó, incluso por aquellos de donde él era, tanto que incluso el grandioso Samuel no lo conocía, mas preguntó, ¿tuvo Jesé otro hijo? Abraham se volvió conocido para sus vecinos como un gran hombre solamente de forma subsecuente a su nacimiento. Pero del nacimiento de Cristo el testigo no fue hombre, sino una estrella en el cielo desde donde Él descendía.

36. Profecías de la soberanía de Cristo, escape a Egipto, etcétera.

¿Pero qué rey que haya sido, antes de que tuviera la fuerza de llamar a padre o madre, reinó y ganó triunfos sobre sus enemigos? ¿No llegó David al trono a los 30 años, y Salomón, cuando era ya un hombre joven? ¿No entró Joás al reino cuando tenía siete años, y Josías, un posterior rey, recibió el gobierno alrededor de su séptimos año de vida? Y aún en esa edad tuvieron la fuerza de llamar padre o madre. 2. ¿Quién, pues, es el que estaba reinando y saqueando a sus enemigos casi antes de su nacimiento? ¿O qué rey de esta clase ha habido alguna vez en Israel y Judá – que los judíos, que han investigado el tema, nos digan – en quién han puesto todas las naciones sus esperanzas y han tenido paz, en vez de estar en enemistad con ellos mismos por todas partes? 3. Porque siempre que Jerusalén estuvo de pie hubo guerra sin descanso entre ellos, y todos ellos lucharon con Israel; los asirios los oprimieron, los egipcios los persiguieron, los babilonios los aplastaron; y, extraño es decirlo, tuvieron incluso a sus vecinos los sirios en guerra contra ellos. ¿O no fue David quien batalló contra aquellos de Moab, y golpeó a los sirios, Josías se defendió contra sus vecinos, y Ezequías tembló ante el alarde de Senaquerib y Amalec hizo la guerra contra Moisés, y los Amorreos se le opusieron, y los habitantes de Jericó se organizaron contra Josué hijo de Nun? Y, en palabras simples, los tratados de paz no tenían lugar entre las naciones e Israel. Quien, entonces, es sobre quien las naciones han de poner su esperanza, vale la pena ver. Porque debe haber uno, pues es imposible que el profeta haya hablado falsamente. 4. ¿Pues quién de los santos profetas de los patriarcas tempranos ha muerto en la Cruz para la salvación de todos? ¿O quién fue herido y destruido para salvación de todos? ¿O quién de los hombres justos, o reyes, descendió a Egipto, para que en su venida los ídolos de Egipto cayeran? Porque Abraham fue ahí, pero la idolatría prevaleció universalmente de igual manera. Moisés nació ahí, y a pesar de esto, la adoración engañada de la gente siguió ahí.

37. Salmo 22:16, etcétera. Majestad de Su nacimiento y muerte. Confusión de oráculos y demonios en Egipto.

¿O quién de entre los que son mencionados en la Escritura fue atravesado por las manos y los pies, o colgado sobre un madero, y fue sacrificado en una cruz para la salvación de todos? Porque Abraham murió, terminando su vida sobre una cama; Isaac y Jacob también murieron con sus pies sobre una cama; Moisés y Aarón murieron en la montaña; David en su casa, sin ser objeto de ninguna conspiración a manos del pueblo; verdaderamente, fue perseguido por Saúl, pero se preservó ileso. Isaías fue cortado por la mitad, pero no colgó de un madero. Jeremías fue tratado vergonzosamente, pero no murió bajo condenación; Ezequiel sufrió, sin embargo, no por el pueblo, sino para indicar lo que había de venir sobre el pueblo. 2. Repito, estos, incluso cuando sufrieron, fueron hombres acordes a todo en su naturaleza común; pero aquél que del que se declara sufrir por todos en las Escrituras no es llamado simplemente hombre, sino la Vida de todo, aunque en verdad era hombre en naturaleza. Pues verás, dice, “verán vuestra Vida colgar frente a sus ojos” (Deuteronomio 28:66); ¿y quién declarará a esta generación? Porque uno puede acertar la genealogía de todos los santos, y declararla desde el principio, y de quién nació cada uno; pero la generación de Él que es la Vida las Escrituras se les refieren como la de no ser declarada. 3. ¿Quién pues es de quien las Divinas Escrituras dicen esto? ¿O quién es tan grande que incluso los profetas predicen de él cosas maravillosas? Ningún otro, ciertamente, ha de ser hallado en las Escrituras mas que el Salvador común de todos, el Verbo de Dios, nuestro Señor Jesucristo. Porque es Él que procedió de una virgen y apareció como hombre sobre la tierra, y cuya generación de acuerdo con la carne no puede ser declarada. Porque no hay ninguno que pueda señalar a Su padre según la carne, siendo Su cuerpo no de un hombre, sino únicamente de una virgen; 4. Para que nadie pueda declarar la generación corporal del Salvador desde un hombre, de la misma forma como uno podría ilustrar una genealogía de David y de Moisés y de todos los patriarcas. Porque fue Él quien causó que la Estrella marcara el nacimiento de Su cuerpo; dado que era propio que el Verbo, descendiendo del cielo, también tuviera Su constelación del cielo, y era apropiado que el Rey de la Creación cuando arribara fuese abiertamente reconocido por toda la creación. 5. ¿Por qué, nació Él en Judea, y hombres de Persia vinieron a adorarlo? Él es aquél que incluso antes de Su aparición en el cuerpo ganó la victoria sobre Sus adversarios demoniacos y triunfó sobre la idolatría. Todos los paganos en cualquier caso de todas las regiones, abjurando de su tradición hereditaria y de la impiedad de los ídolos, están ahora colocando su esperanza en Cristo, y enrolándose bajo Él, mismos que puedes ver con tus propios ojos. 6. Porque en ningún otro tiempo ha cesado la impiedad de los egipcios, mas que cuando el Señor de todo, como si montado en una nube, fue ahí en el cuerpo y trajo a la nada el engaño de los ídolos, y atrajo todo a Sí mismo, y a través de Él mismo hacia el Padre. 7. Es Él quien fue crucificado ante el sol y toda la creación como testigos, y ante ellos quienes lo llevaron a muerte: y por Su muerte la salvación vino a todos, y siendo toda la creación rescatada. Él es la Vida de todo, y es Él que como una oveja entregó Su cuerpo a la muerte como un sustituto, para la salvación de todos, a pesar de que los judíos no lo creen.

38. Otras claras profecías acerca del advenimiento de Dios en la carne. Los milagros de Cristo sin precedentes.

Porque si no creen que estas pruebas sean suficientes, que sean persuadidos por otras razones, extraídas de los mismos oráculos que ellos mismos profesan. Porque de quien los profetas

dicen: Me manifesté a ellos que no me buscaban, fui encontrado por aquellos que no preguntaban por Mí: a una nación que no clamó a mi nombre, dije, Heme aquí. Extendí mis manos a gente desobediente y rebelde (Isaías 65:1-2). 2. ¿Quién, pues, puedo uno decir a los judíos, es el que fue manifestado? Porque si es el profeta, que ellos digan cuándo estaba escondido, para después aparecer de nuevo. ¿Y qué clase de profeta es este, que no sólo fue manifestado desde lo oculto, sino que también extendió sus manos en la Cruz? Por seguro ninguno de los justos, mas que el Verbo de Dios únicamente, Quien, incorpóreo por naturaleza, apareció por nuestro beneficio en el cuerpo y sufrió por todos. 3. O si es que ni siquiera esto es suficiente para ellos, que al menos sean silenciados por otra prueba, viendo cuán clara es su fuerza demostrativa. Porque si las Escrituras dicen: Sean fuertes ustedes manos que cuelgan, y rodillas débiles; sean reconfortados, ustedes de mentes desvanecidas; sean fuertes y no teman. He aquí, nuestro Dios recompensa juicio; Él vendrá y nos salvará. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos escucharán; entonces el hombre cojo saltará como un ciervo, y la lengua de los tartamudos será clara. 4. ¿Ahora qué pueden decir a esto, o cómo pueden atreverse a oponerlo? Porque la profecía no sólo indica que Dios es Quien habita aquí, también anuncia las señales del tiempo de Su advenimiento. Porque relacionan a los ciegos recuperando su vista, y los cojos (paralíticos) caminando, y los sordos escuchando, y la lengua de los tartamudos haber sido hecha clara, con al Advenimiento Divino que ha de suceder. Que digan, entonces, cuándo cosas así han venido a suceder en Israel, o dónde en la judería cualquier cosa por el estilo ha ocurrido. 5. Naamán, un leproso, fue limpiado, pero ningún sordo escuchó ni un cojo caminó. Elías resucitó a un hombre muerto; y también Eliseo; pero ningún ciego de nacimiento recuperó su vista. Porque en buena fe, resucitar a un hombre muerto es un gran evento, pero no es cómo la maravilla traída por el Salvador. Sólo, si la Escritura no ha pasado sobre el caso del leproso, y del hijo muerto de la viuda, ciertamente, si es que hubiera sucedido que un hombre cojo también caminase y un hombre ciego recobrara su vista, la narrativa no hubiera omitido la mención de esto también. Desde entonces nada ha sido dicho en las Escrituras, es evidente que estas cosas nunca habían ocurrido antes. 6. ¿Cuándo, entonces, es que han ocurrido, mas que cuando el Mismo Verbo de Dios vino en el cuerpo? ¿O cuándo vino, si no cuando los hombres cojos caminaron, y los tartamudos hablaron claramente, y los sordos escucharon, y hombres ciegos de nacimiento recobraron su visión? Porque estas mismas cosas son las que los judíos dijeron cuando lo atestiguaron, porque no habían escuchado de estas cosas sucediendo en ningún otro momento: desde el inicio del mundo nunca se escuchó de uno que abriera los ojos de un ciego de nacimiento. Si es que este Hombre no fuera de Dios, Él no podría hacer nada.

39. ¿Buscas a otro? Pero Daniel predice el tiempo exacto. Objeciones a esto removidas.

Pero tal vez, siendo incapaces, incluso ellos, de luchar continuamente contra los hechos claros, mantendrán, sin negar lo que está escrito, que están buscando estas cosas, y que el Verbo de Dios no ha venido. Porque es en esto sobre lo que ellos están insistiendo, sin apenarse de soldarlo en frente de los hechos. 2. Pero en este punto, sobre todo, serán mayormente refutados, no a nuestras manos, sino a ellas del más sabio Daniel, que tanto marca la fecha, tanto como la divina estancia del Salvador, diciendo: Setenta semanas están

determinadas sobre tu pueblo, y sobre la ciudad santa, para poner fin al pecado, y para que los pecados sean sellados, y arrancar las iniquidades, y hacer expiación por las iniquidades, y traer justicia eterna, y sellar la visión del profeta, y ungir al Santo de los santos; sabe, pues, entiende que desde la salida de la orden para restaurar y construir Jerusalén para Cristo el Príncipe ... (Daniel 9:24-25). 3. Tal vez con respecto a otras (profecías) ellos puedan ser capaces incluso de hallar excusas y aplazar lo que fue escrito para un tiempo futuro. ¿Pero qué pueden decir de esto, o pueden enfrentarlo? Donde no sólo el Cristo es referido, sino que también el que ha de ser ungido es declarado ser no solamente un hombre, sino Santo de Santos; y Jerusalén ha de permanecer hasta Su advenimiento, y de ahí en adelante, visión y profeta han de secar en Israel. 4. David fue ungido de antaño, y Salomón y Ezequías; pero entonces, sin embargo, Jerusalén y el lugar permanecieron, y los profetas estaban profetizando: Dios y Asaph y Natán; y, después, Isaías y Oseas y Amos y otros. Nuevamente, los verdaderos hombres que fueron ungidos fueron llamados santos, y no Santo de santos. 5. Pero si se quieren escudar con el cautiverio, y decir que debido a que Jerusalén no existía, ¿qué pueden decir acerca de los profetas? Porque, de hecho, cuando el pueblo descendió primeramente a Babilonia, Daniel y Jeremías estaban ahí, y Ezequiel y Ageo y Zacarías estaban profetizando.

40. Argumento (1) del retiro de profecía y la destrucción de Jerusalén, (2) de la conversión de los gentiles, y esto al Dios de Moisés. ¿Qué más le falta hacer al Mesías, que Cristo no haya hecho?

Así que los judíos no son de importancia, y el tiempo en cuestión, al que ellos se refieren como futuro, ya ha venido. ¿Pues cuándo cesaron profeta y visión en Israel, mas que cuando vino Cristo, el Santo de Santos? Porque es una señal, y una prueba importante, del advenimiento del Verbo de Dios, que Jerusalén ya no está en pie, ni es ningún profeta levantado ni se les revela visión a ellos – y eso muy naturalmente. 2. Porque cuando hubo venido el que había sido señalado, ¿qué otra necesidad había de cualquiera lo señalara? Cuando la verdad estaba allí, ¿qué otra necesidad había de la sombra [profecía/tipo]? Porque esta era la razón de que siquiera profetizaran – principalmente, hasta que la Justicia viniera, y Aquél que había de enmendar los pecados de todos. Y esto es el porqué Jerusalén se mantuvo en pie hasta entonces – principalmente, para que ahí se ejercitasen los tipos como preparación para la realidad. 3. Para que cuando el Santo de Santos hubiera venido, naturalmente la visión y profecía fueran selladas y el reino de Jerusalén cesara. Porque reyes habían de ser ungidos entre ellos sólo hasta que el Santo de Santo hubiese sido ungido; y Jacobo profetiza que el reino de los judíos debería estar establecido hasta Él, como dice: - el reino no dejará a Judá, ni el principado de su lomo, hasta que aquello que está preparado para él haya venido (Génesis 49:10); y Él es la esperanza de las naciones. 4. Dado que el Salvador mismo también dijo alzando la voz: La ley y los profetas profetizaron hasta Juan (Lucas 16:16). Si entonces hay entre los judíos rey o profeta o visión, hacen bien en negar que el Cristo ha venido. Pero si no hay ni rey ni visión, pero desde ese tiempo toda la profecía fue sellada y la ciudad y el templo tomados, ¿Por qué son tan irreligiosos y perversos como para ver lo que ha pasado, y aún negar a Cristo, Quien lo ha llevado todo a suceder? ¿O por qué, cuando ellos ven incluso a los paganos desertando a sus ídolos, y poniendo su esperanza, a

través de Cristo, en el Dios de Israel, ellos niegan a Cristo, Quien nación de la raíz de Jesé por la carne y por lo tanto es Rey? Porque si las naciones estuvieran adorando algún otro dios, y no confesaran al Dios de Abraham e Isaac y Jacob y Moisés, entonces, nuevamente, estarían haciendo bien en alegar que Dios no ha venido. 5. Pero si los gentiles están honrando al mismo Dios que dio la ley a Moisés e hizo la promesa a Abraham y Cuya palabra los judíos deshonraron – ¿por qué son ignorantes, o mejor dicho, por qué deciden ignorar, que el Señor predicho por las Escrituras ha brillado sobre el mundo, y se le apareció en forma corporal, como la Escritura dice: El Señor Dios ha brillado ante nosotros (Salmo 118:27); y otra vez: Él envió Su Palabra y los sanó (Salmo 107:20); y otra vez: No un mensajero, no un ángel, sino el Señor Mismo los salvó (Isaías 63:9)? 6. Su condición puede compararse a la de uno fuera de su sano juicio, que ve la tierra iluminada por el sol, pero niega que el sol es el que la ilumina. ¿Pues qué más esperan que haga el que ha de venir, cuando haya venido? ¿Llamar a los paganos? Pero si ya han sido llamados. ¿Hacer que la profecía, y rey, y visión terminen? Esto también ha ocurrido. ¿Exponer la impiedad de la idolatría? Ya ha sido expuesta y condenada. ¿O destruir la muerte? Ya ha sido destruida. 7. ¿Qué no ha sucedido, que el Cristo deba hacer? ¿Qué está incomplete, que los judíos ahora no creen con impunidad? Porque si, digo yo – que es lo que vemos – ya no hay rey ni profeta ni Jerusalén ni sacrificio ni visión entre ellos, sino que incluso toda la tierra está llenada del conocimiento de Dios, y los gentiles, dejando su impiedad, ahora están buscando refugio con el Dios de Abraham, a través del Verbo, nuestro Señor Jesucristo, entonces debe ser claro, incluso para aquellos que son excesivamente obstinados, que el Cristo ha venido, y que Él ha iluminado absolutamente todo con Su luz, y les ha dado la verdad y la enseñanza divina con respecto a Su Padre. 8. Así que uno puede fácilmente refutar a los judíos por estos y otros argumentos de las Divinas Escrituras.

41. respuesta a los griegos. ¿Reconocen el Logos? Si Él se manifiesta en el organismo del universo, ¿por qué no en el Cuerpo? Porque un cuerpo humano es parte del mismo todo.

Pero uno no puede evitar estar completamente estupefacto hacia los gentiles, mientras se ríen de lo que no es tema de broma, son insensibles hacia su propia desgracia, que no ven que han hecho ellos mismos en la forma de palos y piedras. 2. Solamente, como nuestro argumento no carece de prueba demostrativa, también avergoncémoslos en términos responsables – principalmente de lo que nosotros mismos también vemos. ¿Pues qué hay de nuestra parte que sea absurdo, o digno de mofa? ¿Es solamente que decimos que el Verbo ha sido manifestado en el cuerpo? Pero esto mismo es a lo que ellos se unirán debiéndole haber pasado sin ningún absurdo, si es que se muestran amigos de la verdad. 3. Si entonces ellos niegan que haya un Verbo de Dios, lo hacen gratuitamente, burlándose de aquello que no conocen. 4. Pero si confiesan que sí hay un Verbo de Dios, y Él el regente del universo, y que en Él el Padre ha producido la creación, y que por Su Providencia el todo recibe luz y vida y ser, y que Él reina sobre todo, de tal forma que de las obras de Su Providencia es conocido, y a través de Él el Padre – considera, te lo pido, si es que no están mofándose involuntariamente de sí mismos. 5. Los filósofos de los griegos dicen que el universe es un gran cuerpo; y bien lo dicen. Porque lo vemos a él y sus partes como objetos de nuestros sentidos. Si, entonces, el Verbo de Dios está en el universo, que es un cuerpo, y se ha unido

a Sí mismo con el todo y con sus partes, qué tiene de sorprendente o absurdo si decimos que Él se ha unido con el hombre también. 6. Porque si fuera absurdo que Él hubiera estado en un cuerpo, sería absurdo que Él estuviera unido con el todo también, y estar dando luz y movimiento a todas las cosas por Su providencia. Porque el todo también es un cuerpo. 7. Pero si le es apropiado unirse a Sí mismo con el universo, y el ser conocido en el todo, también debe serle apropiado aparecer en un cuerpo humano, y para que por Él fuese iluminada y trabajara. Pues la humanidad es parte del todo tanto como el resto. Y si es que fuera inapropiado que una parte fuese adoptada como Su instrumento para enseñar al hombre acerca de Su Divinidad, debe ser aún más absurdo que Él se hiciera conocer incluso por todo el universo.

42. Su unión con el cuerpo está basa en Su relación con la Creación en total. Usó un cuerpo humano, pues era al hombre a quien Él deseaba revelársele.

Porque justo como, mientras todo el cuerpo es energizado e iluminado por el hombre, suponiendo que uno dijera que es absurdo que el poder del hombre debería estar también en el dedo del pie, se pensaría que es tonto; porque, mientras se entiende que él difunde y obra en la totalidad, él recata estar en la parte también; así aquél quien otorga y cree que el Verbo de Dios está en todo el universo, y que el todo es iluminado y movido por Él, no debería pensar que es absurdo que un solo cuerpo humano reciba movimiento y luz de Él. 2. Pero si es porque la raza humana es una cosa creada y ha sido hecha de la nada, que ellos consideran la manifestación del Salvador en el hombre, del que nosotros hablamos, como algo impropio, es buen momento para que ellos lo separen (a Él) de la creación también; porque también ha sido traída a la existencia por medio del Verbo a partir de nada. 3. Pero si, incluso siendo la creación una cosa hecha, no es absurdo que el Verbo debiera estar en ella, entonces tampoco es absurdo que Él esté en el hombre. Porque cualquier idea que ellos se formen acerca del todo, deben necesariamente aplicar una idea similar a lo particular (las partes). Pues el hombre también, como he dicho antes, es parte del todo. 4. Así no es para nada impropio que el Verbo hubiera estado en el hombre, mientras todas las cosas derivan de Él su luz y movimiento, como también sus autores dicen, en él vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser. 5. Así, entonces, ¿qué hay en lo que decimos para burla, si el Verbo ha usado aquello, donde Él está, como un instrumento para manifestarse a Sí mismo? Porque si Él no hubiera estado en él, tampoco lo pudiera haber usado; pero si previamente hemos admitido que Él está en el todo y en sus partes, ¿qué hay de increíble en que Él se manifestara en eso en lo que Él está? 6. Porque por Su propio poder Él está unido completamente con cada cosa y con todo, y ordenada todas las cosas sin escatimar, para que nadie pudiera decir que estaba fuera de ligar que Él hablara, y se hiciera conocer y a Su Padre, por medio del sol, si es que Él así quisiera, o la luna, o el cielo, o la tierra, o las aguas, o el fuego; considerando que Él sostiene en uno todas las cosas al mismo tiempo, y está de hecho no solamente en todo sino también en la parte en cuestión, y ahí invisiblemente se manifiesta a Sí mismo. De igual manera no puede ser absurdo si, ordenando como Él lo hace el todo, y dando vida a todas las cosas, y habiendo querido hacerse conocer a través de los hombres, Él ha usado como Su instrumento un cuerpo humano para manifestar la verdad y el conocimiento del Padre. Pues la humanidad, también, es una verdadera parte del todo. 7. Y como la mente, que se difunde

en la totalidad del hombre, es interpretada por una parte del cuerpo, me refiero a la lengua, sin que ninguno diga, supongo, que la esencia de la mente está debido a esto reducida, así si el Verbo, que se difunde en todas las cosas, ha usado un instrumento humano, esto no puede parecer impropio. Porque, como he dicho previamente, si es que fuera impropio haber usado un cuerpo como instrumento, es impropio también que Él esté en el todo.

43. Él vino en forma humana y no en ninguna otra forma más noble, porque (1) Él vino a salvar, no a impresionar; (2) de todas las criaturas sólo el hombre ha pecado. Como los hombres no reconocerían Sus obras en el universo, Él vino y obró entre ellos como Hombre; en la esfera dentro de la cual ellos se habían limitado.

Ahora, si preguntan, ¿por qué es que no apareció por medio de otras y más nobles partes de la creación, y usó algún otro instrumento más noble, como el sol, o la luna, o las estrellas, o el fuego, o el aire, en lugar de solamente un hombre? Que sepan que el Señor no vino a hacer exhibición, sino a sanar y enseñar a aquellos quienes estaban sufriendo. 2. Porque el camino para uno con el objetivo de exhibir sería, simplemente aparecer, y deslumbrar a los espectadores; pero para Uno que buscaba sanar y enseñar, el camino es, no simplemente habitar aquí, sino entregarse a Sí mismo a ayudar a los que tengan necesidad, y aparecer como aquellos quienes lo necesiten puedan resistirlo; para que no, excediendo los requerimientos de los sufrientes, perturbe a las personas que están en necesidad de Él, volviendo la aparición de Dios inútil para ellos. 3. Ahora, nada en la creación se desvió con respecto a sus nociones de Dios, mas que el hombre. Porque, ni el sol, ni la luna, ni el cielo, ni las estrellas, ni el agua, ni el aire se habían desviado de su orden; sino conociendo a su Artífice y Soberano, el Verbo, se mantuvieron como fueron hechos. Pero solamente los hombres, habiendo rechazado lo que era bueno, después se idearon cosas de nada en lugar de la verdad, y adscribieron el honor debido a Dios, y su conocimiento de Él, a demonios y hombres en la forma de rocas. 4. Con razón, entonces, dado que era indigno que la Divina Bondad ignorara un asunto tan grave, mientras que los hombres no eran capaces de reconocerlo ordenando y guiando el todo, Él toma par Sí mismo un instrumento una parte del todo, Su cuerpo humano, y se une con él, con el fin de que, dado que los hombres no podían reconocerlo en el todo, no fallaran en reconocerlo en la parte; y dado que no podían volver la mirada hacia Su invisible poder, pudieran en cualquier momento, de lo que se les parecía razonar hacia Él y contemplarlo. 5. Porque, hombres como eran, serán capaces de conocer a Su Padre [del Verbo] más rápida y directamente por medio de un cuerpo de naturaleza similar y por las obras divinas hechas a través de él, juzgando por comparación que éstas no son humanas, sino las obras de Dios, que son hechas por Él. 6. Y si es que fuera absurdo, como ellos dicen, que el Verbo fuese conocido a través de las obras del cuerpo, sería igualmente absurdo que Él fuese conocido a través de las obras del universo. Porque justo como Él está en la creación, y aún así no participa de su naturaleza en los más mínimo, sino que todas las cosas participan de Su poder; así mientras Él usó el cuerpo como Su instrumento Él no participó de ninguna propiedad corporal [como algo creado], mas, por el contrario, Él mismo santificó incluso al cuerpo. 7. Porque incluso si Platón, quien es de alta reputación entre los griegos, dice que su autor, admirando el universo abandonado al caos, y en peligro de descender al lugar del caos, toma su lugar en el timón del alma y viene a su rescate y corrige

todas sus calamidades; ¿qué hay de increíble en lo que decimos, que, la humanidad estando en el error, el Verbo la iluminó y se apareció como hombre, para que la rescatara en su tempestad por Su guía y bondad?

44. Como Dios hizo al hombre por medio de una palabra, ¿por qué no restaurarlo por una palabra? Pero (1) la creación a partir de la nada es diferente de la reparación de lo que ya existe. (2) El hombre estaba ahí con una necesidad definida, clamando por un remedio definido. La muerte estaba arraigada en la naturaleza del hombre: entonces Él debe acercar la vida cerca de la naturaleza humana. Por lo tanto, el Verbo se encarnó para que Él pudiera encontrarse y conquistar a la muerte en Su territorio usurpado. (Ejemplo de paja y asbesto.)

Pero tal vez, avergonzados de estar de acuerdo con esto, escogerán decir que Dios, si es que deseaba reformar y salvar a la humanidad, debía hacerlo por una simple orden, sin que Su Verbo tomara un cuerpo, justo de la misma manera que lo hizo anteriormente, cuando los produjo de la nada. 2. Para esta objeción una respuesta razonable sería: anteriormente, estando nada en existencia, lo que era necesario para hacerlo todo era una orden y la simple voluntad para hacerlo. Pero cuando el hombre había sido hecho, y la necesidad demandaba una cura, no para las cosas que no existían, sino para las cosas que habían venido a ser, era naturalmente consecuente que el Médico y Salvador apareciera en lo que había venido a ser, con el fin de curar también las cosas que eran. Por esta causa, entonces, Él se ha vuelto hombre, y usó Su cuerpo como un instrumento humano. 3. Porque si este no fuera el camino correcto, ¿cómo había el Verbo, eligiendo usar un instrumento, de aparecer? ¿O de dónde había de tomarlo, mas que de aquellos ya en existencia, y en necesidad de Su Divinidad por medio de uno como ellos mismos? Porque no eran cosas inexistentes las que necesitaban salvación, para que una simple orden bastara, sino el hombre, ya en existencia, es el que estaba yendo a la corrupción y la ruina. Era entonces natural y correcto que el Verbo usara un instrumento humano y se revelara a Sí mismo en todos lados. 4. En Segundo lugar, también debes saber esto, que la corrupción que se había instalado no era externa al cuerpo, sino que se había atado a él; y era necesario que, en lugar de corrupción, vida se hendiera en él; para que, justo como la muerte se ha engendrado en el cuerpo, así también la vida se gestara en él. 5. Ahora si la muerte era externa al cuerpo, sería propio que la vida también se engendrara externa a él. Pero si la muerte estaba unida cercanamente al cuerpo y reinaba sobre él como si le estuviera unida, era requerido que la vida también se uniera de cerca al cuerpo, para que el cuerpo, vistiéndose de vida en su lugar, exiliara a la corrupción. Además, incluso suponiendo que el Verbo habría venido fuera del cuerpo, y no en él, la muerte habría sido en verdad derrotada por Él, en perfecta concordancia con la naturaleza, considerando que la muerte no tiene poder sobre la Vida; pero la corrupción atada al cuerpo habría permanecido en él a pesar de cuentas. 6. Por esta causa el Salvador razonablemente se vistió para Sí un cuerpo, con el fin de que el cuerpo, uniéndose de cerca a la Vida, ya no habitara, como mortal, en la muerte, sino, habiéndose vestido de inmortalidad, debiera desde entonces levantarse y mantenerse inmortal. Porque, una vez que se había vestido de corrupción, no podría haberse levantado de nuevo a menos que se hubiera vestido de vida. Y la muerte de igual forma no podría, de su propia naturaleza, aparecer, mas que en el cuerpo. Por lo tanto Él vistió un cuerpo, para que encontrara a la muerte en cuerpo, y la arrancara. ¿Pues de qué

forma podía haberse probado que el Señor era la Vida, si es que no hubiese animado lo que era mortal? 7. Y justo como, la hojarasca es destructible por el fuego, suponiendo (primeramente) que un hombre mantiene el fuego lejos de la hojarasca, no es quemada, y se mantiene, por todo eso, simple hojarasca, temiendo la amenaza del fuego – pues el fuego posee la propiedad natural de consumirla; mientras si un hombre (en segundo lugar) la encofra de cierta cantidad de asbesto, la sustancia dicha de ser un antídoto para el fuego, la hojarasca ya no teme al fuego, siendo asegurada por su cerramiento en materia inextinguible; 8. De esta misma forma uno podrá decir, con respecto al cuerpo y la muerte, que si la muerte se hubiera alejado del cuerpo por un simple dicho de Su parte, se habría mantenido de cualquier manera mortal y corruptible, de acuerdo a la naturaleza de los cuerpo; pero, para que este no fuera el caso, lo visitó del Verbo incorpóreo de Dios, y así ya no teme a la muerte ni la corrupción, pues tiene vida como vestido, y la corrupción es deshecha en ella.

45. Así una vez más cada parte de la creación manifiesta la gloria de Dios. Naturaleza, la testigo de su Creador, rinde (por milagros) un Segundo testimonio a Dios Encarnado. El testimonio de la naturaleza, pervertido por el pecado del hombre, fue entonces forzado de vuelta hacia la verdad. Si estas razones no son suficientes, que los griegos miren los hechos.

Consistentemente, por lo tanto, el Verbo de Dios tomó un cuerpo e hizo uso de un instrumento humano, con el fin de energizar también al cuerpo, y como Él es conocido en la creación por Sus obras así para obrar en el hombre también, y mostrarse a Sí mismo en todos lados, dejando nada vacío de Su propia divinidad, y del conocimiento de Él. 2. Porque yo resumo, y repito lo que he dicho antes, que el Salvador hizo esto con el fin de que, mientras llena todas las cosas en todos lados por Su presencia, así también Él pueda llenar todas las cosas con el conocimiento de Él, como la divina Escritura también dice: Toda la tierra estaba llena con el conocimiento del Señor (Habacuc 2:14). 3. Porque si un hombre no hiciera mas que mirar hacia el cielo, éste ve su orden, o si no puede levantar su rostro al cielo, sino solamente hacia el hombre, él ve Su poder, sin comparación con aquél de los hombres, demostrado por Sus obras, y aprende que sólo Él entre los hombres es Dios el Verbo. O si un hombre se ha perdido entre los demonios, y está temerosos de ellos, él verá a este Hombre expulsarlos, y entenderá que Él es su Amo [de los demonios]. O si un hombre se ha hundido en las aguas, y piensa que éstas son Dios – como los egipcios, por ejemplo, reverencian al agua – él verá su naturaleza cambiada por Él, y entenderá que el Señor es Creador de las aguas. 4. Pero si un hombre desciende incluso al Hades, y yace asombrado de los héroes que han descendido allí, considerándolos como dioses, éste podrá ver el hecho de la Resurrección de Cristo y la victoria sobre la muerte, e inferirá que entre ellos también Cristo solamente es el verdadero Dios y Señor. 5. Porque el Señor tocó todas las partes de la creación, y liberó y desengañó todas ellas de toda ilusión; como Pablo dice: Habiendo despojado a los principados y las potestades, Él triunfó en la Cruz (Colosenses 2:15): para que nadie en ninguna circunstancia sea mas engañado, sino que en todas partes encuentre el verdadero Verbo de Dios. 6. Pues así el hombre, acorralado por todos lados, y admirando la divinidad del Verbo desplegada en todos lados, es decir, en el cielo, en el Hades, en el hombre, sobre la tierra, no sea mas expuesto al engaño concerniente a Dios, sino que adore solamente a Cristo, y a través de Él venga a conocer correctamente al Padre. 7. Por medio de estos

argumentos, pues, en términos de razón, los gentiles a su vez serán justamente avergonzados por nosotros. Pero si consideran los argumentos insuficientes para humillarlos, que estén seguros de lo que estamos diciendo en todo momento por hechos evidentes a la vista de todos.

46. Desacreditación, desde la fecha de la Encarnación, de cultos de ídolos, oráculos, mitologías, energía demoniaca, magia, y filosofía de los gentiles. Y mientras los antiguos cultos eran estrictamente locales e independientes, la adoración de Cristo es católica y uniforme.

¿Cuándo los hombres comenzaron a desertar la alabanza a los ídolos, mas que desde que Dios, el verdadero Verbo de Dios, ha venido entre los hombres? ¿O cuándo los oráculos entre los griegos, y en todas partes, han cesado y se han vuelto vacíos, mas que cuando el Salvador se ha manifestado sobre la tierra? 2. ¿O cuándo aquellos llamados dioses y héroes entre los poetas comenzaron a ser acusados de ser hombres meramente mortales, mas que cuando el Señor erigió Su conquista de la muerte, y preservó incorruptible el cuerpo que había tomado, levantándolo de entre los muertos? 3. ¿O cuándo fue que el engaño y la locura de los demonios cayó al desprecio, mas que cuando el poder de Dios, el Verbo, el Amo de todos estos también, condescendiendo debido a la debilidad del hombre, apareció en la tierra? ¿O cuándo el arte y las escuelas de magia comenzaron a ser pisoteadas, mas que cuando la divina manifestación del Verbo tomó lugar entre los hombres? 4. Y, en pocas palabras, ¿cuándo es que la sabiduría de los griegos se volvió absurda, mas que cuando la verdadera Sabiduría de Dios se manifestó a Sí misma en la tierra? Pues anteriormente todo el mundo y todo lugar fueron desviados por la adoración de los ídolos, y los hombres considerando nada más que los ídolos como dioses. Pero ahora, en todo el mundo, los hombres están desertando la superstición de los ídolos, y tomando refugio con Cristo; y, adorándolo como Dios, están por Sus medios viniendo a conocer aquel Padre Quien también ellos desconocían. 5. Y, hecho maravilloso, mientras que los objetos de adoración eran muchos y vastos en número, y cada lugar tenía su propio ídolo, y aquél que era considerado dios entre ellos no tenía poder de pasar al lugar vecino, para no persuadir aquellos de ese lugar a adorarlo, sino que solamente era servido entre su propia gente; porque nadie adoraba al dios de su vecino – al contrario, cada hombre mantenía su propio ídolo, creyéndolo ser señor de todo – solamente Cristo es adorado como uno y el mismo entre todos los pueblos; y lo que la debilidad de los ídolos no podía – el persuadir, principalmente, incluso a los habitantes cercanos – esto lo ha hecho Cristo, persuadiendo no solamente los que están cerca, sino simplemente al mundo entero, a adorar a uno y el mismo Señor, y a través de Él Dios, también Su Padre.

47. Los numerosos oráculos – creídas apariciones en lugares santos, etc., disipados por la señal de la Cruz. Los viejos dioses prueban haber sido meramente hombres. La magia es expuesta. Y mientras que la filosofía solamente podía persuadir selectos y locales grupos de la inmortalidad, y bondad – hombres de poco intelecto han infundido en las multitudes de las iglesias el principio de una vida sobrenatural.

Y dado que anteriormente cada lugar estaba lleno del engaño de los oráculos, y los oráculos en Delfos y Dodona, y en Boeotia y Licia y Libia y Egipto y de aquellos de los cabiros y de las pitonisas, eran de alta reputación en la imaginación de los hombres, ahora, desde que

Cristo ha comenzado a ser predicado en todos lados, su locura también ha cesado y no hay ninguno entre ellos para adivinar. Y dado que anteriormente los demonios solían engañar las mentes de los hombres, ocupando manantiales o ríos, árboles o piedras, y así se imponían sobre los simples por su malabarearías; ahora, después de la visitación divina del Verbo, su engaño ha cesado. Porque por la señal de la Cruz, aunque sea un hombre quien la use, él expulsa sus engaños. 3. Y mientras que anteriormente los hombres sostenían como dioses a Zeus y Cronos y Apolos y los héroes mencionados en los poetas, y se desviaron honrándolos; ahora que el Salvados ha aparecido entre los hombres, esos otros han sido expuestos como hombres mortales, y Cristo únicamente ha sido reconocido entre los hombres como el verdadero Dios, el Verbo de Dios. 4. ¿Y qué ha de decir uno de la magia estimada entre ellos? Que antes de que el Verbo habitara entre nosotros ésta era fuerte y activa entre los egipcios, y los caldeos, y los indios, e inspiraba temor en aquellos quienes la veían; pero por la presencia de la verdad, y la Aparición del Verbo, también ha sido completamente confundida, y traída enteramente a la nada. 5. Pero como la sabiduría de los gentiles, y las refinadas pretensiones de los filósofos, yo creo que ninguno necesita nuestros argumentos, pues la maravilla está ante los ojos de todos, que mientras que los sabios entre los griegos habían escrito tantísimo, y fueron incapaces de persuadir incluso unos cuantos de su propio vecindario, concerniendo a la inmortalidad y una vida virtuosa, solamente Cristo, por un lenguaje ordinario, y por hombres poco elocuentes, a lo largo del mundo ha persuadido iglesias [asambleas de personas] repletas de hombres a despreciar la muerte, y ocuparse de las cosas de la inmortalidad; ignorar lo que es temporal y volver sus ojos a lo que es eterno; a pensar en nada de la gloria terrenal y aspirar solamente por lo celestial.

48. Más hechos. Continencia Cristiana de vírgenes y ascetas. Mártires. El poder de la Cruz contra los demonios y la magia. Por Su Poder, Cristo demuestra ser más que un hombre, más que un mago, más que un espíritu. Pues todos éstos sometidos a Él. Por lo tanto, Él es el Verbo de Dios.

Ahora estos argumentos nuestros no son comparables con meras palabras, sino que tienen una verdadera experiencia y testimonio de su veracidad. 2. Pues el que quiera, que vaya y admire la prueba de la virtud en las vírgenes de Cristo y en los hombres jóvenes que aprecian la santa castidad, y la promesa de inmortalidad en tan grande número de Sus Mártires. 3. Y que venga el que quiera probar por la experiencia lo que hemos dicho ahora, y en la misma presencia del engaño de los demonios y de la impostura de los oráculos y las maravillas de la magia, que éste use la Señal de la Cruz que es mofada entre ellos, y él verá cómo por este medio los demonios huyen, los oráculos cesan, y toda la magia y brujería es traída a la nada. 4. ¿Quién, pues, y cuán grande es este Cristo, Quien por Su propio Nombre y Presencia exilia a las sombras y trae a la nada todas las cosas en todos lados, y solamente Él es fuerte contra todas, y ha llenado todo el mundo con Su doctrina? Que los griegos nos digan, quienes se complacen en burlarse, y no se avergüenzan. 5. Porque si Él es un hombre, ¿cómo es que un hombre ha excedido el poder de todos quienes incluso ellos mismos declaran ser dioses, y los ha declarado por Su propio poder ser nada? Pero si los llaman un mago, ¿cómo es que por un mago toda la magia es destruida, en lugar de ser confirmada? Porque si Él conquistó magos particulares, o prevaleció sobre uno solo, sería propio para ellos sostener que Él

excedió al resto por habilidad superior; 6. Pero si Su Cruz ha ganado la victoria sobre absolutamente toda la magia, y sobre todo nombre de ella, debe ser claro que el Salvador no es un mago, viendo que incluso aquellos demonios quienes son invocados por otros magos huyen de Él como su Amo. 7. Quien es Él, que nos lo digan los griegos, cuyo único propósito serio es bromear. Tal vez ellos digan que Él, también, fue un demonio, y de ahí Su fuerza. Pero digan esto como quieran, ellos tendrán la risa en su contra, porque nuevamente pueden ser avergonzados por pruebas anteriores. ¿Pues cómo es posible que Él sea un demonio quien expulsa a los demonios? 8. Porque si simplemente expulsó demonios particulares, puede que sea propiamente sostenido que por el príncipe de los demonios Él prevaleció sobre los inferiores, justo como los judíos le dijeron cuando desearon insultarle. Pero si, por pronunciar Su Nombre, toda la locura de los demonios es arrancada y exiliada, debe ser evidente que aquí, también, ellos se equivocan, y que nuestro Señor y Salvador Cristo no es, como ellos piensan, algún poder demoniaco. 9. Entonces, si el Salvador no es simplemente un hombre, ni un mago, ni algún demonio, pero por Su propia Deidad ha llevado a la nada y ha empujado a las tinieblas tanto la doctrina hallada en los poetas y el engaño de los demonios y la sabiduría de los gentiles, deber ser claro y será admitido por todos, que Éste es el verdadero Hijo de Dios, el Verbo y Sabiduría y Poder del Padre desde el principio. Pues esto es porqué Sus obras no son obras de hombre, sino que son reconocidas como estar sobre el hombre, y verdaderamente las obras de Dios, tanto por los hechos en sí mismos, como por la comparación con [el resto] de la humanidad.

49. Su Nacimiento y Milagros. Ustedes llaman a Asclepio, Heracles, y Dionisio dioses por sus obras. Contrasten sus obras con las Suyas, y las maravillas al momento de Su muerte, etc.

¿Pues qué hombre, que haya nacido, formó un cuerpo para sí mismo de una virgen solamente? ¿O qué hombre alguna vez sanó enfermedades como el común Salvador de todos? ¿O quién ha restaurado lo que hacía falta en la naturaleza del hombre, e hizo que uno ciego de nacimiento viera? 2. Asclepio fue deificado entre ellos, porque él practicó la medicina hallada en yerbas para cuerpos que estaban enfermos; no las formó él mismo de la tierra, sino que las descubrió por ciencia prestada de la naturaleza. Pero qué es esto comparado con lo que fue hecho por el Salvador, en que, en lugar de sanar una herida, Él modificó la naturaleza original del hombre, y restauró el cuerpo en plenitud. 3. Heracles es adorado como dios entre los griegos porque él lucho contra hombres, sus compañeros, y destruyó bestias salvajes por astucia. ¿Qué es esto comparado con lo que fue hecho por el Verbo, en alejar del hombre enfermedades y demonios y la muerte misma? Dionisio es adorado entre ellos porque él ha enseñado a los hombres la ebriedad; pero el verdadero Salvador y Señor de todo, por medio de la enseñanza de templanza, es mofado por todas estas personas. 4. Pero que estos asuntos pasen. ¿Qué dirán a los milagros de Su Divinidad? ¿En la muerte de qué hombre fue oscurecido el sol y la tierra estremecida? Admiren, hasta este día los hombres mueren, y también murieron de viejos. ¿Cuándo es que alguna maravilla parecida ocurrió en sus casos? 5. O, pasando sobre las hazañas realizadas por medio de Su cuerpo, y mencionar aquellas después de Su resurrección: ¿qué doctrina de hombre ha prevalecido en todo lugar, una y la misma, desde un fin de la tierra hasta el otro, para que su alabanza se haya arraigado en toda nación? 6. ¿O por qué, si Cristo es, como ellos dicen, un hombre, y no Dios el Verbo, no es

Su adoración prevenida por los dioses que ellos tienen, de pasar a la misma tierra donde ellos están? ¿O por qué al contrario es que el Verbi Mismo, habitó aquí, por Su enseñanza detuvo su adoración y expuso su engaño a la vergüenza?

50. Impotencia y rivalidades de los sofistas avergonzados por la Muerte de Cristo. Su Resurrección sin paralelo incluso en las leyendas griegas.

Muchos antes de este Hombre han sido reyes y tiranos del mundo, de muchos se ha escrito que fueron hombres sabios y magos, entre los caldeos y egipcios e indios; ¿cuál de éstos, yo digo, no después de la muerte, sino mientras aún estaban vivos, fue alguna vez capaz de prevalecer como para llenar toda la tierra con su enseñanza y reformar tan gran multitud de entre la superstición de los ídolos, como nuestro Salvador ha traído de aquellos entre los ídolos hacia Él? 2. Los filósofos de los griegos han compuesto muchas obras con plausibilidad y habilidad verbal; ¿qué resultado, entonces, han exhibido que sea tan grande como la Cruz de Cristo? Porque los refinamientos que enseñaban fueron plausibles hasta que murieron; y fueron emulados y se declamaron unos a otros. 3. Pero el verbo de Dios, un hecho tan extraño, enseñando en un lenguaje más rebajado, ha opacado a los sofistas predilecto; y mientras Él ha, por acercar a todos hacia Sí mismo, llevado sus escuelas a la nada, Él ha llenado Sus propias Iglesias; y la cosa maravillosa es, que al descender a la muerte como hombre, Él ha traído a la nada las palabras de los sabios con respecto a los ídolos. 4. ¿Pues la muerte de quién ha ahuyentado a los demonios? ¿O la muerte de quién alguna vez temieron los demonios, como temieron la de Cristo? Porque donde es dicho el nombre del Salvador, ahí todo demonio es exiliado. ¿O quién ha librado tanto a los hombres de las pasiones del hombre natural, que los que gustaban de prostitutas son castos, y los asesinos ya no sostienen la espada, y aquellos quienes anteriormente estaban dominados por la cobardía ahora actúan como hombres? 5. Y, en pocas palabras, ¿quién persuadió a hombres de países bárbaros y paganos en diversos lugares a apartar su locura, y pensar en paz, si no es que fue la Fe de Cristo y de la Señal de la Cruz? ¿O quién más ha dado a los hombres tal seguridad de la inmortalidad, como la Cruz de Cristo, y la Resurrección de Su Cuerpo? 6. Porque a pesar de que los griegos han contado toda clase de historias falsas, no fueron capaces de idear una Resurrección para sus ídolos – porque nunca pasó por sus cabezas, que fuese posible para el cuerpo existir de nuevo después de la muerte. Y aquí uno especialmente debería aceptar su testimonio, dado que por esta opinión han expuesto la debilidad de su propia idolatría, mientras dejan la posibilidad abierta a Cristo, para que de en adelante Él también sea hecho conocido entre todos como el Hijo de Dios.

51. La nueva virtud de continencia. Revolución de sociedad, purificada y pacificada por el Cristianismo.

¿Quién de entre la humanidad, nuevamente, después de su muerte, o aún vivo, enseñó con respecto a la virginidad, y que esta virtud no era imposible entre los hombres? Pero Cristo, nuestro Salvador y Rey de todo, tuvo tanto poder en Su doctrina al respecto, que incluso niños que aún no han llegado a la edad propia hacen votos de esa virginidad que está por encima de la ley. 2. ¿Qué hombre alguna vez ha sido capaz de llegar tan lejos como para venir entre los escitas y etíopes, o persas o armenios o godos, o aquellos de quienes

escuchamos que están más allá del océano o más allá de Hircania, o incluso los egipcios y los caldeos, hombres interesados por la magia y que son supersticiosos más allá de la naturaleza y salvajes en sus caminos, y el predicar lo que sea acerca de la virtud y el autocontrol, y en contra de la adoración de ídolos, como lo ha hecho el Señor de todo, el Poder de Dios, nuestro Señor Jesucristo? 3. Quién no solo predicó por medio de Sus propios discípulos, sino que también llevó persuasión a la mente de los hombres, para apartar la ferocidad de sus conductas, y que no sirvan más a sus dioses ancestrales, sino que aprendan a conocerlo, y a través de Él adorar al Padre. 4. Pues anteriormente, durante la idolatría, griegos y bárbaros solían ir a la guerra entre ellos, y eran de hecho crueles contra su propia gente. Porque era imposible para cualquiera cruzar el mar o la tierra, sin armar la mano con espadas, debido a la implacable lucha entre ellos. 5. Pues todo el curso de su vida era conducido por armas, y la espada con ellos tomó el lugar de un bastón, y era su apoyo en cualquier emergencia; y aun así, como ya he dicho antes, estaban sirviendo ídolos, y ofreciendo sacrificios a demonios, mientras que por toda su supersticiosa idolatría no podían ser reclamados de este espíritu. 6. Pero cuando han venido a la escuela de Cristo, entonces, extrañamente, como hombres verdaderamente movidos en conciencia, han hecho a un lado el salvajismo de sus asesinatos y ya no les importan las cosas de la guerra: sino que todo está en paz con ellos, y en adelante lo que sea que haga amistad es de su gusto.

52. Guerras, etc., animadas por demonios, adormecidas por el Cristianismo.

¿Quién entonces es Aquel que ha hecho esto, o quién es Él que ha unido en paz a hombres que se odiaban unos a otros, mas que el amado Hijo del Padre, el común Salvador de todo, Jesucristo, Quien de Su propio amor padeció todas las cosas para nuestra salvación? Porque incluso antiguamente se profetizó de la paz que Él habría de traer, donde las Escrituras dicen: fundirán sus espadas en arados, y sus picas en hoces, y las naciones no tomarán la espada contra naciones, ni ya más aprenderán la guerra (Isaías 2:4). 2. Y esto no es por lo menos increíble, considerando que ahora incluso los bárbaros quienes tienen una conducta salvaje innata, mientras ofrecen sacrificio a los ídolos de su país, están molestos unos con otros, y no pueden soportar estar una sola hora sin armas: 3. Pero cuando escuchan la enseñanza de Cristo, inmediatamente en lugar de pelear ellos se vuelven a la agricultura, y en lugar de armar sus manos con armas ellos las levantan en oración, y en pocas palabras, en lugar de pelear entre ellos, se arman contra el diablo y contra espíritus malignos, subyugándolos por medio de autocontrol y virtud del alma. 4. Ahora esto es prueba de la divinidad del Salvador, pues lo que los hombres no podían aprender entre los ídolos lo han aprendido de Él; y no es poca la exposición de la debilidad y nulidad de los demonios e ídolos. Porque los demonios, conociendo su propia debilidad, anteriormente provocaban que los hombres hicieran la guerra unos contra otros, no fuera que, si cesaban de su mutua lucha, se volvieran en batalla contra los demonios. 5. Por qué, aquellos que se vuelven discípulos de Cristo, en lugar de beligerar entre ellos, yacen en formación contra los demonios por medio de sus hábitos y sus acciones virtuosas: y los echan en retirada, y se mofan de su capitán el diablo; para que en juventud sean autocontenidos, y en las tentaciones perduren, en labores perseveren, cuando insultados sean pacientes, cuando sean asaltados lo hagan poca cosa: y, maravilloso como es, desdeñen incluso a la muerte y se vuelvan mártires de Cristo.

53. La totalidad del tejido del paganismo arrasado de un golpe por Cristo secretamente abordando la conciencia del hombre.

Y el mencionar una prueba de la divinidad del Salvador, que en verdad es absolutamente sorprendente – ¿qué simple hombre o mago o tirano o rey fue alguna vez capaz por sí sólo de abordar a tantos, y luchar la batalla contra toda idolatría y toda la multitud demoniaca y toda la magia, y toda la sabiduría de los griegos, mientras eran tan fuertes y aún floreciendo e imponiéndose por encima de todo, y de una sola neutralizarlos a todos, como nuestro Señor, el verdadero Verbo de Dios, Quien, invisiblemente exponiendo el error de cada hombre, está por Sí mismo liberando a todos los hombres de todos ellos [demonios, magia, filosofías], para que aquellos quienes adoraban ídolos ahora los pisotean, aquellos de reputación por la magia queman sus libros, y los sabios prefieren sobre todos los estudios la interpretación de los Evangelios? 2. Porque a quienes solían adorar, a ellos están abandonando, y de Quien solían mofarse como uno crucificado, a Él adoran como Cristo, confesándolo como Dios. Y los que son llamados dioses entre ellos son echados en retirada por la Señal de la Cruz, mientras que el Salvador Crucificado es proclamado en todo el mundo como Dios y el Hijo de Dios. Y los dioses adorados entre los griegos están cayendo en baja reputación a sus manos, como seres escandalosos; mientras que los que reciben la enseñanza de Cristo viven una vida más casta que ellos. 3. Si, entonces, estas y otras parecidas son obras humanas, que el que quiera señale obras similares de parte de hombres de tiempos pasados, y así que nos convenza. Pero si demuestran ser, y lo son, obras impropias de hombres, sino que son de Dios, ¿por qué los incrédulos son tan irreligiosos como para no reconocer al Maestro que los labró? 4. Porque su caso es como el de un hombre, que de las obras de la creación, falló en reconocer a Dios su Artífice. Porque si conocieron Su Deidad por Su poder sobre el universo, habrían sabido que las obras corpóreas de Cristo tampoco son humanas, sino que las obras del Salvador de todo, el Verbo de Dios. Y de haberlo sabido, no habría, como Pablo dijo (1 Corintios 2:8), crucificado al Señor de gloria.

54. El Verbo Encarnado, como es el caso con el Dios Invisible, es conocido por nosotros por Sus obras. Por ellas reconocemos Su misión deificante. Conformémonos con enumerar algunas de ellas, dejando su plenitud deslumbrante para aquellos quienes admiren.

Como, pues, si un hombre deseara ver a Dios, Quien es invisible por naturaleza y no visto en lo absoluto, éste puede conocerlo y aprehenderlo por Sus obras: así que aquél que falla en ver a Cristo por medio de su entendimiento, por lo menos lo aprehenda por las obras de Su cuerpo, y pruebe si es que son obras humanas u obras de Dios. 2. Y si es que son humanas, que se burle; pero si no son humanas, sino de Dios, que las reconozca, y no se ría de lo que no es propio reírse; en cambio que se maraville de que por medios tan ordinarios cosas divinas nos han sido manifestadas, y que por medio de muerte la inmortalidad ha alcanzado a todos, y que por el Verbo volverse hombre, la Providencia universal ha sido conocida, y su Dado y Artífice el mismo Verbo de Dios. 3. Porque Él se hizo hombre para que nosotros nos hiciéramos Dios; y se manifestó a Sí mismo por un cuerpo para que así recibamos la idea de lo invisible del Padre; y soportó la insolencia de los hombres para que heredemos inmortalidad. Porque mientras Él mismo no fue de ninguna manera herido, siendo impasible

e incorruptible y el mismo Verbo y Dios, los hombres estaban sufriendo, y por su beneficio Él soportó todo esto, Él mantuvo y perseveró en Su propia impasibilidad. 4. Y, en una palabra, los logros del Salvador, resultando del Él haber sido hecho hombre, son de tal clase y número, que si uno deseara enumerarlo, sería comparado con hombres que miran la extensión del mar y desean contar sus olas. Pues como uno no puede contener la totalidad de las olas con sus ojos, pues las que se aproximan desconciertan los sentidos de aquél que lo intenta; así para el que quiera contener todos los logros de Cristo en el cuerpo, es imposible concebir la totalidad, incluso al calcularlos, pues los que van más allá de sus pensamientos sobrepasan los que él piensa que ya ha considerado. 5. Es mejor, entonces, no apuntar a hablar del todo, donde uno no puede hacer justicia incluso a una parte, sino, después de mencionar uno más, dejar el todo para maravillarse. Pues todos son maravillosos por igual, y donde sea que un hombre vuelva su vista, éste admirará aquel lado de la divinidad del Verbo y será golpeado con grande y excedente ovación.

55. Resumen de lo anterior. Silencio de los oráculos paganos, etc.: propagación de la fe. El verdadero Rey ha venido y silenciado a todos los usurpadores.

Esto, entonces, después de lo que hemos dicho hasta ahora, es correcto que te percates, y tomes como la suma de lo que ya hemos dicho, y es para maravillarse en demasía; principalmente, que desde que el Salvador ha venido entre nosotros, la idolatría no solo no ha incrementado, sino que lo que había ahora se disminuye y gradualmente está desvaneciéndose: y los demonios, tan lejos de engañar más por medio de ilusiones y profecías y artes mágicas, si es que llegan incluso a hacer el intento, son humillados por la Señal de la Cruz. 2. Y para resumir el asunto: admira cómo la doctrina del Salvador está incrementando en todos lados, mientras que toda la idolatría y todo lo opuesto a la fe de Cristo está menguando diariamente, y perdiendo poder, y fallando. Y así admirando, adora al Salvador, Quien está por encima de todo y es poderos, Dios el Verbo; y condena a aquellos quienes están siendo arrasados y desechados por Él. 3. Pues como, cuando el sol ha venido, la oscuridad ya no prevalece, sino que si queda alguna en cualquier lugar es exiliada; así, ahora que la Aparición divina del Verbo de Dios ha venido, la oscuridad de los ídolos ya no prevalece más, y todas las partes del mundo en toda dirección son iluminadas por Su enseñanza. 4. Y justo como, cuando un rey está reinando en algún país sin que aparezca sino que se mantiene en casa en su propia casa, a menudo algunas personas desordenadas, abusando de su retiro, se proclaman a sí mismos; y cada uno de ellos, al asumir el personaje, se impone ante los simples como rey, y así los hombres son desviados por el nombre, oyendo que hay algún rey, pero sin verlo, si no es por alguna otra razón, porque no pueden entrar a la casa; pero cuando el verdadero rey viene y aparece, entonces los impostores desordenados son expuestos por su presencia, mientras los hombres, viendo al verdadero rey, abandonan a aquellos quienes previamente los desviaron: 5. De manera similar, los espíritus malignos anteriormente solían desviar a los hombres, se envistieron con el honor de Dios; pero cuando el Verbo de Dios apareció en un cuerpo, y nos hizo público a Su propio Padre, entonces el engaño de los espíritus malignos fue ampliamente deshecho y detenido, mientras los hombres, volviendo sus ojos al verdadero Dios, Verbo del Padre, están desertando los ídolos, y ahora viniendo a conocer al verdadero Dios. 6. Ahora esto es prueba de que Cristo es Dios

el Verbo, y el Poder de Dios. Pues cuanto las cosas humanas cesan, y la palabra de Cristo habita, es claro ante todos los ojos que lo que cesa es temporal, pero Aquél que existe es Dios, y el verdadero Hijo de Dios, Su unigénito Verbo.

56. Busca entonces, en las Escrituras, si es que puedes, y así completa este boceto. Aprende a buscar por el Segundo Advenimiento y Juicio.

Que sea esto, pues, hombre amante de Cristo, nuestra oferta para ti, solo para un boceto rudimentario y contorno, en un corto compás, acerca de la fe de Cristo y de Su Divina manifestación ante nosotros. Pero tú, en ocasión de esto, si es que alumbras sobre el texto de las Escrituras, por medio de aplicar tu mente genuinamente a ellas, aprenderás de ellas más completa y claramente el detalle exacto de lo que hemos dicho. 2. Porque fueron habladas y escritas por Dios, a través de hombres que hablaron de Dios. Pero impartimos acerca de lo que hemos aprendido de maestros inspirados que conversaron con ellos, quienes también se han vuelto mártires por la deidad de Cristo, para tu celo por el aprendizaje, a su vez. 3. Y también aprenderás acerca de Su gloriosa y verdaderamente divina segunda aparición a nosotros, cuando ya no en soledad, sino en Su propia gloria – ya no en humilde guisa, sino en Su propia magnificencia – Él ha de venir, ya no a sufrir, sino que en adelante para representar a todos el fruto de Su propia Cruz, esto eso, la resurrección y la incorrupción; y ya no para ser juzgado, sino para juzgar a todos, por lo que cada uno ha hecho en el cuerpo, si bueno o malo; donde está preparado para los buenos el reino de los cielos, pero para los que han hecho mal fuego eterno y oscuridad. 4. Porque así el Señor Mismo también dice: Desde ahora verán al Hijo del Hombre sentado a la mano derecha del poder, y viniendo en las nubes del cielo en la gloria del Padre (Mateo 26:64). 5. Y por esta misma razón también hay una palabra del Salvador para prepararnos para ese día, en estas palabras: estén listos y vigilantes, porque Él viene en una hora que no conocen (Mateo 24:44). Pues, de acuerdo con el bendito Pablo: todos debemos estar ante el juicio de Cristo, para que cada uno reciba de acuerdo con lo que ha hecho en el cuerpo, si fue bueno o malo (2 Corintios 5:10).

57. Sobre todas las cosas, vive así para que tengas derecho de comer de este árbol del conocimiento y la vida, y así ven a las alegrías eternas. Doxología.

Pero para la búsqueda en las Escrituras y del verdadero conocimiento de ellas, una vida honorable es necesaria, y un alma pura, y aquella virtud que es de acuerdo con Cristo; para que el intelecto guiando su camino por ella, sea capaz de conseguir lo que desea, y comprenderlo, cuanto sea accesible para la naturaleza humana aprender acerca del Verbo de Dios. 2. Porque sin una mente pura y un modelado de la vida tras el ejemplo de los santos, a un hombre no le es posible comprender las palabras de los santos. 3. Porque justo como, si un hombre deseara ver la luz del sol, éste en cualquier momento tallaría y aclararía su ojo, purificándose de alguna manera como aquellos que él desea, para que el ojo, volviéndose así luz, pueda ver la luz del sol; o como, si un hombre llegase a ver una ciudad o campo, él va al lugar para verlo – así el que haya de comprender la mente de aquellos quienes hablan de Dios debe necesariamente comenzar por el lavado y el limpiado de su alma, por medio de su forma de vida, y acercarse a los santos mismo para imitar sus obras; para que así, asociado con ellos por la conducta de una vida común, él pueda comprender también lo que les ha sido revelado

por Dios, y en adelante, como juntamente tejido a ellos, escape del peligro de los pecadores y de su fuego el día del juicio, y reciba lo que ha sido preparado para los santos en el reino de los cielos, que ojo no ha visto, ni oído escuchado, ni ha entrado en el corazón del hombre (1 Corintios 2:9), las cosas que han sido preparadas para ellos que viven una vida virtuosa, y aman a Dios Padre, en Cristo Jesús nuestro Señor: a través de Quien y con Quien sea al Mismo Padre, con el Mismo Hijo, en el Espíritu Santo, honor y poder y gloria por siempre. Amén.

San Atanasio Magno de Alejandría

Sobre la Encarnación del Verbo